Fotos: Modesto Gutiérrez Cabo
Un acontecimiento que dejó muchas enseñanzas
para Cuba fue la Covid-19, pandemia
cuyo fin ha sido declarado recientemente por la Organización Mundial de la
Salud, de forma demasiado silente para los devastadores efectos que dejó en el
planeta.
Las irrecuperables
pérdidas de vidas humanas, las secuelas físicas y mentales en quienes las
padecieron y los enormes gastos de los países para enfrentar el azote de la
enfermedad, obligan a reflexionar a menudo sobre esa epidemia y mantener los
aprendizajes en aras de preservar la vida.
Y esa declaración de la
OMS no quiere decir que la Covid-19 se
haya extinguido del todo, pero su control en el orbe ya es evidente.
Como el resto de sus homólogas, la provincia de
Cienfuegos vivió picos epidémicos y estuvo dentro de la franja bien roja por la
incidencia que cada día mostraba durante sus conferencias televisadas el doctor
Francisco Durán, director Nacional de epidemiología del Ministerio de Salud
Pública de Cuba,
Pero también este
territorio tuvo sus etapas de no reportes y ante los cuales sus pobladores
desgajaban los días con gran alivio porque habían salido de las estadísticas.
A su vez fue escenario de
grandes ensayos clínicos, y vacunación gracias a Soberana y Abdala, creaciones
netamente cubanas.
El profesor Eduardo Julio López Bastida,
presidente de la Academia de Ciencias en la filial de la provincia de
Cienfuegos, declaró a la Agencia Cubana de Noticias que se pueden extraer
varias enseñanzas, una de estas “somos un mundo lleno de incertidumbres, de
relaciones complejas, en las cuales dependemos unos de otros, tanto ricos y
pobres, porque cuando se enferma uno se afectan todos”.
Según el experto el mundo
va hacia una visión espiritual compleja, que pone la vida en el centro, y
defiende la vida contra todos los retos de disminución, estancamiento, y
muerte.
“Por tanto se requiere de cambios en los
paradigmas e incluir la ecología en los principales ejes con que se mide la
economía, así como vincular el concepto de desarrollo sostenible con los
servicios de conservación de los ecosistemas”.
Clara Soto Bermúdez,
directora de la Oficina de Sitios y Monumentos en Patrimonio Provincial,
refirió cómo la pandemia nos confirmó primeramente la vulnerabilidad de la
especie humana, y una amenaza de tal magnitud demostró los riesgos que aún no
somos capaces de percibir.
“Para Cuba la epidemia constituyó
una enseñanza y una realidad, cuyo desafío fue primero conocer, controlar y
luego vencer, y el país resultó ser un ejemplo de resiliencia ante un episodio
de consecuencias mortales.
“Más de dos años en
aislamiento y otras medidas regulatorias afectaron la cotidianidad, sin
embargo, puso a prueba la solidaridad, la creatividad y el empeño científico
para impulsar una solución.
“Entre los aprendizajes se
denota que el riesgo de otros eventos está latente, por cuanto debemos mantener
las medidas higiénicas de forma permanente y tener la responsabilidad
individual y social de la preservación de todos”.
Para Claudia Pérez Céspedes, profesora de la
escuela pedagógica Octavio García Hernández, esos años con la mortal enfermedad
nos dejó de sabiduría, tal es el caso de la disciplina de usar el nasobuco en
lugares de mucha aglomeración o recintos cerrados, y ello evita padecer de
otras afecciones respiratorias.
“Nos quedó el amor por la
vida, el respeto por la salud, y valorar en su justa dimensión los logros de
Cuba con su atención médica gratuita porque es una de las cuestiones más
importantes con que contamos.
“Yo enfermé de la Covid-19 y aprendí que una no debe
rendirse nunca, porque siendo de los países más pobres los científicos cubanos
y el personal médico cubano se impuso y echó para alante hasta lograr esas
vacunas milagrosas y nos salvaron.
“En la rama de la educación se buscaron
alternativas como clases online, mediante el teléfono, mediante un tablet o por
el televisor con apoyo de profesores que prepararon teleclases para los
estudiantes”.
Como costurera Ana Elsy
Céspedes encontró en las redes una vía expedita para romper el aislamiento de
la pandemia y relacionarse con familiares y amigos, y esa etapa la convirtió en
momentos de superación individual.
Cada cubano y cubana se
apropió de esas instrucciones que ahora con la reducción de la enfermedad se
deben mantener, para no tener retrocesos sanitarios y continuar celebrando la
vida.
Onelia Chaveco
amss/Tomado de la Agencia Cubana de Noticias
0 Comentarios
Con su comentario usted colabora en la gestión de contenidos y a mejorar nuestro trabajo