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Voluntad política sin compás de espera

 

Monumento al Cimarrón. Foto: obra de Alberto Lescay Merencio


La implementación del Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial revela la voluntad política del país por erradicar, definitivamente, una tara históricamente heredada, incompatible con el modelo social cubano.
 
Dígase país y no hay retórica: juntos el Estado y la sociedad civil, organismos gubernamentales y organizaciones sociales, la nación y los territorios, muestran una articulación, como nunca antes dispuesta, para el enfrentamiento del problema.
 
A tres años y medio de la puesta en marcha del Programa, que ha debido abrirse paso por encima de situaciones críticas como la pandemia de la Covid–19 y el recrudecimiento de la guerra económica de Estados Unidos contra Cuba, y su grave impacto en las condiciones de  vida de la población, la adopción de medidas concretas y la creciente sensibilización acerca de la necesidad de dar un tiro de gracia a actitudes y prejuicios absolutamente incompatibles con el ideal socialista, es nuestro aporte a la jornada por el Día Mundial por la Eliminación de la Discriminación Racial.
 
En términos de sensibilización deviene imprescindible la formulación del enfoque integral afirmativo que desbroza la ruta para las políticas públicas pertinentes. Concebido por un colectivo de trabajo auspiciado por la Fundación Nicolás Guillén y la Comisión José Antonio Aponte de la Uneac, conformado por las doctoras María del Carmen Zabala, Mayra Espina y Geydis Fundora y la máster Ileana Núñez, con vasta experiencia en el estudio del tema, constituye una herramienta científica fundamental para el abordaje práctico, a fin de atacar las brechas de equidad derivadas de las diferencias de color de la piel.
 
Desde que la comisión nacional del Programa aprobó dicho enfoque, acciones de capacitación han tenido lugar en varias provincias del país, de modo que los grupos creados en los territorios estén en condiciones de dinamizar los procesos de cambio.
 
En la escuela debe concentrarse uno de los escenarios principales. La educación desempeña un papel de primerísimo orden en el arraigo de una cultura antirracista. Pero para que ello sea efectivo, el primer paso apunta a incidir en la formación del personal docente, aspecto en el que se observa un alineamiento por parte de los ministerios de Educación, Educación Superior, Salud Pública, Interior, Cultura y el Inder.
 
A las escuelas llegaron los primeros ejemplares del breviario titulado Conceptualización del etnos cubano, redactado por Rolando Julio Rensoli, y con un valiosísimo apéndice escrito por Miguel Barnet, cuyo contenido condensa los presupuestos teóricos que sustentan el Programa.
 
En el último Sábado del Libro, convocado como se ha hecho tradición en la Calle de Madera de la Plaza de Armas en el centro histórico de la capital, fue presentado el volumen Revolución cubana vs. racismo, versión del diagnóstico realizado por el equipo coordinador del programa (Mincult, Minrex, Citma y Uneac) y debatido y aprobado por la Comisión Nacional como base de las líneas de acción inmediatas y mediatas.

Publicado por la editorial Ciencias Sociales e introducido al público por su director, Michel Torres Corona, el libro recorre la génesis y antecedentes del fenómeno en nuestro país, los alcances y limitaciones de la lucha antirracista en las primeras décadas posteriores al triunfo revolucionario, el registro de los factores objetivos y subjetivos que gravitan sobre la persistencia del fenómeno en lo que va del siglo XXI, y, lo más importante, las pautas para su enfrentamiento sistémico e integral.
 
El compromiso del activismo antirracista expresado en la ocasión evidenció una de las fortalezas de un programa que tiene pilares en el pensamiento de Martí, Maceo, Fidel y Raúl, el seguimiento del Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz–Canel (él mismo al frente de la Comisión nacional) y las contribuciones intelectuales de Fernando Ortiz y Nicolás Guillén.
 
Representantes de la Red Barrial Afrodescendiente, el agrupamiento Afrodiverso y la Comisión José Antonio Aponte valoraron la importancia de apoyar el Programa en las comunidades, en lo concerniente al cambio de mentalidad.
 
Un momento particularmente emotivo se produjo cuando se rindió tributo a intelectuales que ya no están pero que echaron pie en tierra en la promoción de una cultura antirracista a favor de que la Revolución conquistara toda la justicia: Fernando Martínez Heredia, Silvio Castro, Tato Quiñones, Esteban Morales, Antonio Martínez y Rodrigo Espina Prieto.
 
 
amss/Tomado de Granma

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