![]() |
Foto: Martinera
Desde hace más de tres décadas, los eventos de sequía en Cuba muestran una marcada
tendencia a ser más frecuentes, extensos y prolongados, lo cual ha causado
severos daños a la economía
nacional.
Baste mencionar, por ejemplo, las notables
sequías ocurridas en los periodos lluviosos de 1993, 1994, 1998, 2000 y 2004,
considerada la más crítica registrada en el archipiélago cubano en los últimos
cien años.
Más reciente, en 2014, comenzó un nuevo proceso
de sequía, cuyos impactos fundamentales se concentraron en la región central, y
de modo muy particular en la provincia de Ciego de Ávila, donde el evento puso
a prueba los sistemas de vigilancia climática y la gestión de los recursos
hídricos en el territorio.
Investigaciones realizadas por un equipo de
expertos del Instituto de Meteorología (Insmet), bajo la conducción del doctor
Braulio Lapinel, en la primera década de la actual centuria, mostraron que la
persistente y cada vez más expansiva influencia del anticiclón del Atlántico
sobre nuestra área geográfica es la causa principal de la repetición de la
sequía, al imponer condiciones desfavorables para los procesos de lluvia.
Al tener en cuenta la necesidad de disponer de
una información climática más precisa, que responda a las nuevas necesidades
del contexto económico y social del país, especialistas del Centro de Física de
la Atmósfera y del Centro del Clima del Insmet trabajan en un proyecto de
investigación enfocado en mejorar la precisión de la predicción de la sequía en
la Mayor de las Antillas, a través de un pronóstico estacional de
precipitaciones que repercuta, de manera efectiva, en la planificación y
rendimiento de buena parte del sector productivo nacional.
Participan en su ejecución el Centro de
Meteorología Agrícola del propio Insmet, y los centros meteorológicos
provinciales de Ciego de Ávila y Matanzas.
Loable empeño
El máster en Ciencias Arnoldo Bezanilla Morlot,
especialista del Centro de Física de la Atmósfera y uno de los líderes del
proyecto, junto con la doctora Lourdes Álvarez Escudero y la máster en Ciencias
Idelmis González, explicaron a Granma que la investigación pretende mejorar la
capacidad de toma de decisiones para propiciar la adopción de las mejores y más
eficientes estrategias de gestión del agua, durante los periodos de bajo nivel
en los embalses (alerta de sequía), y cuando los niveles de disponibilidad sean
altos o estén en el orden de lo normal (operaciones de embalse).
“También ayudará a reducir el riesgo de sequía
y daños económicos, al determinar las más apropiadas configuraciones de los
modelos numéricos regionales, que ayuden a establecer un pronóstico estacional
de lluvia en Cuba con suficiente antelación, además, de insertar esta
información en el Sistema de Alerta Temprana de sequía.
“Fortalecerá, asimismo, la capacidad de las
autoridades nacionales, provinciales y locales a la hora de definir y adoptar
las medidas efectivas requeridas, que faciliten la adaptación ante los eventos
recurrentes de sequía.
“Con esto estaríamos contribuyendo a la Tarea Vida o Plan estatal para el enfrentamiento al cambio climático, aprobado
por el Consejo de Ministros en abril de 2017.
“Los resultados de la investigación favorecerán
a las poblaciones en situaciones de vulnerabilidad asentadas en las áreas de
intervención, productores agrícolas y demás personas e instituciones vinculadas
con la gestión del agua”.
Como resaltó Bezanilla Morlot, los resultados
del proyecto, que tiene una duración de cuatro años, permitirán establecer una
plataforma efectiva capaz de ofrecer un pronóstico cuantitativo de la cantidad
de precipitación esperada para los próximos tres a seis meses,
dando la posibilidad de que los actores económicos y sociales del país
planifiquen la cantidad de agua disponible y puedan establecer códigos
precisos, que favorezcan declarar el estado de sequía en las distintas zonas
del país.
Subrayó que su ejecución tendrá de polígono de
pruebas a las provincias de Matanzas y de Ciego de Ávila. Entre los
beneficiarios directos figuran la unidad básica de producción cooperativa
(ubpc) La Rueda y la granja La Guajira, en el municipio de Jovellanos,
ambas en el territorio yumurino, mientras en tierras avileñas se encuentran las
empresas de Aprovechamiento Hidráulico, el Sistema Hidráulico Liberación de
Florencia, la red hidrogeológica Sur de Venezuela, Empresa Agroindustrial
Ceballos, CubaSoy y La Cuba.
“Los beneficiarios indirectos incluyen al
propio Insmet, a la Agencia de Medio Ambiente, del Ministerio de Ciencia
Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, a la Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales y al Instituto Superior de Ciencias y Tecnologías Aplicadas,
pertenecientes a la Universidad de La Habana”.
Bezanilla Morlot, aseveró que lo fundamental
será implementar un sistema de pronóstico estacional, que cubra completamente
el territorio nacional y sus mares adyacentes, cuya efectividad sea cercana al
80 % o más.
Además de emplear el modelo para el pronóstico
del tiempo y la investigación (wrf, por su sigla en inglés), se utilizarán
novedosas técnicas de inteligencia artificial y aprendizaje de máquina (Machine
Learning), a fin de aprovechar el gran volumen de información que se maneje,
pues el sistema de pronóstico trabajará directamente con datos de modelos
climáticos globales, recalcó.
Iniciado en diciembre de 2021 e identificado
con el nombre Construyendo resiliencias a la sequía en Cuba, el proyecto
dispone de fondos aportados por el Centro Internacional de
Investigaciones para el Desarrollo de Canadá, y su ejecución técnica es asumida
por el Instituto de Meteorología de Cuba.
Según notificó el investigador del Centro de Física
de la Atmósfera, está previsto que, a partir de los resultados, quede
implementado el Sistema Integrado de Predicción del Clima en las comunidades
seleccionadas de nuestro país.
Reiteró que los estudios desarrollados en
diferentes etapas por reconocidos especialistas del Insmet sugieren que el
clima futuro de Cuba será más extremo, la temperatura promedio anual podría
incrementarse hasta en 4,5 grados Celsius, y la precipitación anual disminuirá
entre un 20 % y un 50 %, para finales del siglo XXI.
“De cumplirse las predicciones enunciadas, los
procesos de sequía y los episodios de grandes lluvias serán más intensos y
frecuentes. Igualmente, el ascenso del nivel medio del mar podría ser del orden
de 27 centímetros en 2050, y de hasta 92 centímetros en 2100, con un escenario
de retroceso de la línea de costa en localidades puntuales de hasta siete
kilómetros, y de manera general, entre dos y tres kilómetros.
“Tales cambios conducirán a un deterioro de la
calidad ambiental general, como consecuencia de la reducción del potencial
hídrico en más del 30 %, la pérdida del 6 % de tierra firme en zonas costeras
bajas, el empobrecimiento del suelo, la intrusión salina, y todo ello
repercutirá en la disminución del rendimiento agrícola en cultivos fundamentales,
afectará la biodiversidad y conducirá a un incremento de las enfermedades
transmisibles”.
amss/Tomado de Granma
0 Comentarios
Con su comentario usted colabora en la gestión de contenidos y a mejorar nuestro trabajo