Fotos y texto de Inés María Miranda
El acueducto de Albear, obra monumental de la ingeniería cubana, que aún presta servicio a esta ciudad, cumple 130 años de su inauguración y puesta en marcha un 23 de enero de 1893.
El acontecimiento se celebró en el lugar donde se encuentran las Tazas de Vento, parte integrante de ese antiguo acueducto que, construido en la segunda mitad del siglo 19, resolvió el gran problema de abastecer con agua sana y segura una ciudad, cuyo crecimiento demandaba de un mejor y mayor servicio en el suministro del vital líquido.
Con la presencia de Imara Hernández, funcionaria del Comité Provincial del Partido, Manuel Paneque, delegado de Recursos Hidráulicos en La Habana, entre otros representantes del sector y de la Unaicc, la ocasión fue propicia para evocar al ingeniero insigne Francisco de Albear y Fernández de Lara, creador de esa notable obra hidráulica.
El acueducto que lleva su nombre, Monumento Nacional, junto a los dos que le precedieron, sobresale por su gran precisión técnica, cualidades ecológicas y económicas, pues al suministrar el agua por gravedad no requiere de combustible, además de la belleza de las construcciones civiles, entre otras bondades. En el acto, del mismo modo, se reconocieron con el Premio Albear, instaurado hace 25 años, a cuatro profesionales de La Habana, cuyo quehacer profesional y consagración en el trabajo han marcado pautas en la actividad hidráulica.
Los distiguidos esta vez fueron las MSc Mirna Rosa Carrazana Téllez y Anira Diaz-Padrón Camejo, ambas trabajadoras de la empresa Aguas de La Habana, el ingeniero Julio Antonio Salgado Ávila y el doctor Rolando García Blanco, dos profesionales de muchos años de arduo e intenso servicio durante sus meritorias vidas.
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