Fotos: Tomadas de Prensa Latina
El bloqueo no es cuento, ni justificación del Gobierno de Cuba para
encubrir problemas nacionales; llega al punto
de limitar la entrada al país de zapatillas de ballet o de cuerdas de guitarra
para estudiantes de arte.
El cerco económico, comercial y financiero de Estados
Unidos contra Cuba es una realidad latente y genocida desde hace más de seis
décadas; no disminuye,
sino que aumenta con los años sin importar el nuevo escenario de crisis
mundial, por el contrario, Washington lo aprovecha para sus objetivos
mezquinos.
Del 1ro. de agosto de 2021 al 28 de febrero de 2022, el
impacto de la política de Washington en el sistema de la enseñanza artística de
la isla caribeña provocó pérdidas por cinco millones 799 mil 300 dólares; de ellos, dos millones 352 mil por
reubicación geográfica del comercio, acción indispensable frente a tanta
persecución y prohibiciones.
En ese período, los daños ocasionados a sus instituciones por las restricciones tecnológicas fueron valorados en un millón 253 mil 300 dólares; mientras se dejaron de percibir otros 783 mil por las limitaciones a las exportaciones de bienes y servicios de ese sector, entre otras causas que laceraron las finanzas.
En el último informe sobre las consecuencias de las
sanciones estadounidenses en ese sector, el Ministerio de Cultura de Cuba
denunció el altísimo costo intelectual para niños, jóvenes y maestros-artistas; “un resultado de profunda dimensión
en el plano más humano”, apuntó.
Llamó la atención además sobre los
obstáculos para recibir pagos por servicios profesionales ofrecidos en el
extranjero; las trabas a las exportaciones, al acceso de financiamiento externo,
de fuentes de conocimiento; intercambios artísticos y de desarrollo pedagógico.
El Gobierno cubano continúa priorizando recursos para la
formación de artistas y profesores de las artes, pero las necesidades para
sostener un tipo de enseñanza que requiere de altísimos costos en cualquier
lugar del mundo son siempre crecientes.
No obstante esa realidad, la nación
antillana se enfrenta a la escalada permanente de instrumentos jurídicos de
coerción dirigidos por la Casa Blanca en su contra, con la intención de
asfixiarla y perpetuar un clima de hostilidad y regulaciones.
Ausencias tecnológicas
Mientras el mundo avanza a los
niveles de metaverso, realidad aumentada, inteligencia artificial, usos de
robot y nanotecnología, Cuba lucha sin
descanso por mejorar sus condiciones tecnológicas, el acceso a nuevas
aplicaciones y a Internet, a escasos 180 kilómetros del país más avanzado
del mundo; principal culpable de las limitaciones.
Según las autoridades culturales de
la isla, son las afectaciones por bloqueo tecnológico, en la etapa 2021-2022,
una de las que más directamente padecieron los estudiantes y profesores de las
escuelas de arte.
Ante la imposibilidad de continuar las clases presenciales y resultar necesario el aislamiento social a causa de la Covid-19, los maestros debieron redoblar su presencia desde las plataformas virtuales. Pero también ahí aparecieron los obstáculos al sistema académico.
El uso de las nuevas tecnologías de
información, un valor que se persigue como objetivo estratégico de beneficio
mundial en el planeta, es negado a los jóvenes cubanos por limitaciones de
acceso a sitios de información global, aseguró.
Otros ejemplos claros de la
injusticia lo constituye el entorpecimiento al uso de plataformas en Internet
como Zoom; tanto para facilitar el enlace con eventos internacionales como para
ofrecer servicios académicos a instituciones de otros países.
También aplicaciones gratuitas en la
red de redes como WebTransfer están vetadas para Cuba, sin siquiera provenir de
territorio estadounidense; evidencia de cómo el bloqueo afecta a cubanos y a
otros ciudadanos del mundo.
El Ministerio de Cultura advirtió que
concursantes cubanos y extranjeros no pudieron utilizar sus servicios en el
marco de un evento internacional de ballet para enviar los materiales por esa
vía.
Entre la extensa lista de flagelos
que dañan el sistema de enseñanza aparece además la obsolescencia tecnológica que lacera a gran parte de las escuelas de
arte del país, lo cual coarta la asistencia a servicios más eficientes y
competitivos en línea.
Tal situación debilita los procesos
de aplicación de nuevas tecnologías que permitan mejorar la calidad de la
enseñanza de la música, por ejemplo; o para la creación de pequeños estudios de
grabaciones, necesarios con vistas a los materiales de apoyo a la docencia.
Derechos cercenados
Otros derechos cercenados por las
medidas coercitivas estadounidenses están vinculados con los beneficios dejados
de recibir por estudiantes y sus familiares, luego de obtener premios
importantes en concursos internacionales online.
De igual forma, alumnos y profesores
no pueden acceder a ofrecimientos de impartir o recibir conferencias, clases
magistrales u otros bienes académicos; como tampoco a los importes monetarios
ganados con sus ejecuciones artísticas.
A tales castigos se suman las
dificultades para acceder a presentaciones artísticas de relevancia en
territorio norteamericano, ante el riesgo y encarecimiento de los costos para
intentar conseguir visas en terceros países.
Asimismo, la imposibilidad de
participar en muchos festivales y concursos ante los tantos obstáculos para
encontrar vías de pago de las cuotas de inscripción; tanto en Estados Unidos
como en otros países, donde los bancos no aceptan divisas de fuentes oficiales
cubanas.
Sofía María Iraola (18 años),
estudiante de tercer año de nivel superior de la especialidad de piano en la
Escuela Nacional de Arte de La Habana, explicó a Cubavisión Internacional que
debido al bloqueo, algunos de sus compañeros de estudios no pudieron recibir
personalmente premios alcanzados en Estados Unidos.
A causa de las sanciones, tampoco
tuvieron la oportunidad de tocar en grandes teatros como el Carnegie Hall, en
Estados Unidos; que es parte de las posibilidades otorgadas por estos premios.
“Me parece una oportunidad muy buena que se pierde porque es un momento en el
que se da a conocer el talento de los jóvenes cubanos”, dijo.
Rolando Ortega, director del Centro
Nacional de Escuelas de Arte en Cuba, confirmó que un grupo grande de
estudiantes no pudo viajar a recoger sus premios o a participar en
presentaciones artísticas que forman parte de esos reconocimientos debido a las
dificultades existentes para acceder a las visas de Estados Unidos.
Subrayó que tales acciones
constituyen “una discriminación real” hacia los estudiantes de la isla caribeña;
reconocida por el propio mundo académico de ese país, lo cual limita mucho el
intercambio y perjudica a ambas partes.
Durante 30 años, tal política ha sido condenada en la Asamblea General de las Naciones Unidas por ir en contra del derecho internacional, de los principios de la Carta de la ONU y de las reglas establecidas por la Organización Mundial del Comercio.
Como expresó el ministro cubano de Cultura, Alpidio Alonso, durante la Conferencia Mundial de la Unesco sobre
Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible en la Ciudad de México, “si deseamos potenciar el papel de la
cultura en la construcción de la paz, deben desaparecer las medidas coercitivas
unilaterales contrarias al derecho internacional”.
A pesar de las medidas de asfixia, ya
en los primeros meses de 2022 los estudiantes y recién egresados de las
escuelas de arte de la nación antillana ganaron más de 150 premios y
reconocimientos internacionales, lo que evidencia la fuerza de su enseñanza
artística.
Mario Muñoz Lozano
amss/Tomado de Prensa Latina
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