Texto y fotos: Ricardo R. Gómez Rodríguez
“Hay que dejar que la gente sueñe”, decía el
trovador Silvio Rodríguez en el documental que le presentaron a los artistas
cubanos para hacer recuento de cómo surgió el Centro Tecnológico Cultural La Corbata, del municipio Playa, en la
capital cubana.
Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario
del Partido Comunista de Cuba en la capital, y Reinaldo García Zapata, Gobernador de La Habana, se
unieron allí a los creadores en lo que antes fueron las ruinas de la casona del
mayoral de una hacienda cafetalera, que hoy deviene espacio para el desarrollo intelectual y el esparcimiento.
Iríbar recordó la epopeya del pueblo para
transformar la ciudad en ocho meses luego del paso del tornado y en medio de
las celebraciones por el aniversario 500 de la villa. Explicó que entre importantes obras sociales y
económicas, siempre priorizaron el rescate o formación de centros artísticos y
recreativos.
Señaló que en La Güinera iniciaron la
contienda por la transformación de barrios vulnerables, que hoy abarca 129
comunidades con mejoras sustanciales en asuntos vitales como el agua, electricidad,
viales, telefonía y servicios.
Ponderó la labor de trabajadores sociales y
organizaciones de masas para proteger a personas vulnerables y aseguró que la cultura está en el centro de todo.
“Si hay cultura, hay transformación”, puntualizó; y significó el valor del recorrido hecho en esta jornada por artistas e intelectuales.
Resaltó el valor del trabajo de las
autoridades municipales, como ocurrió en La Corbata y otros sitios donde los
empeños son enormes; esfuerzo que el pueblo agradece con sus abrazos.
Antes, Luis Morlote, presidente de la Unión de
Escritores y Artistas de Cuba, manifestó su gratitud por mostrarles los avances
en varias esferas y se comprometió a donar textos a las bibliotecas y librerías
visitadas.
Cesar Hernández González, primer secretario
del Partido Comunista de Cuba en Playa, mostró cómo rescataron de las ruinas, en
menos de un año, al Centro Tecnológico
Cultural La Corbata.
Ahora allí acuden niños, jóvenes, mujeres y
hombres, a talleres de danza, pintura, canto, a los servicios gastronómicos, en
el primer barrio al cual llevó Silvio Rodríguez su gira para dar la posibilidad
de soñar a la gente; obra común que Torres Iríbar confesó que es fruto del
respeto, la unidad y el amor.
amss
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