Varios estudios publicados en revistas especializadas definen como tendencia que una buena parte de los usuarios de Internet, sobre todo los jóvenes, no leen más de dos pantallas de texto.
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Foto de imosver.com / Tomada de Cubasí |
Siguiendo esta costumbre, El Quijote, Rayuela, La montaña Mágica, Las Mil y una noches, Los Miserables, La Guerra y la Paz… y tantos y tantos títulos antológicos, están pasando a ser conocidos por los exiguos y no siempre eficientes resúmenes que ofrece la IA.
Entonces, ¿qué hacer para adecuarse a las costumbres de los internautas y, al mismo tiempo, no contribuir a su incultura?
En el caso de la extensión de los textos periodísticos en particular, para algunas sentencias muy repetidas el piso se está moviendo: “esos trabajos tan largos nadie se los lee”.
De hecho, no hay una norma específica para la extensión de esos textos, ni para las notas ni los trabajos de autor, pero las normas SEO, de posicionamiento, sí están marcando algunas pautas, precisamente para ser leídos.
Sucede que, según informe de Semrush –plataforma que ayuda a la presencia digital y el marketing de contenido, optimizando la visibilidad- las publicaciones que mejor funcionan en las búsquedas orgánicas suelen ser las de mayor longitud.
Las razones están en que mejoran las posiciones de búsqueda porque los buscadores, y valga la redundancia, privilegian los contenidos que abundan en palabras claves incluidas de un modo estratégico –y la extensión del texto así lo propicia-, que emplean subtítulos, sean originales, se apoyen en la argumentación y la contextualización, así como los que incluyen referencias internas y externas (enlaces).
“Los contenidos que mejor funcionan tienen calidad, autoridad y ángulos temáticos únicos…” indica Semrush.
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Foto de infobae.com / Tomada del portal Cubasí |
La inclusión de imágenes y videos también tributa a ese posicionamiento, además de ayudar a la comprensión lectora.
Los artículos que consiguen más enlaces externos tienen, como media, más de siete imágenes, y los que incluyen al menos un vídeo, generan un 70 % más de tráfico orgánico que los que no lo tienen.
Obviamente, ello se facilita en el caso de que los textos no sean cortos.
Claro, el asunto no es “escribir por escribir” porque, en definitiva, el posicionamiento de un texto, en este caso periodístico, queda condicionado por las intenciones de búsqueda del lector.
Y ello enlaza con las características del público al que se dirige y con la complejidad del tema abordado.
Los thin content se quedan atrás
Es una pena utilizar el término en inglés, pero hablar de “contenidos flacos”, no se ajusta exactamente al término a que se hace referencia, mientras que la denominación en inglés es la ya acuñada y podría ser identificada más fácilmente por quienes se relacionen con estos temas.
Califican de thin content a los contenidos “de baja calidad que ofrecen poco o ningún valor a los usuarios”.
Se distinguen por su falta de profundidad, ya que no ofrece información valiosa o relevante, y si contienen errores gramaticales o de redacción, es aún peor.
A estos contenidos los motores de búsqueda apenas los tienen en cuenta.
Los algoritmos de Google -el buscador más empleado en el mundo- están concebidos para evaluar y priorizar los contenidos que resultan relevantes, sustantivos y valiosos.
Es así que los contenidos pobres, que resultan apenas algunos enunciados, en oportunidades están sujetos a penalizaciones, a ser descartados.
Además, la IA necesita, en general, alimentar sus bases de datos con contenidos de alta calidad.
En el caso de Cuba sería muy útil seguir aportando a estos reservorios información, datos, consideraciones igual de alto valor que contribuyan a conformar una visión cada vez más completa y exacta de la realidad cubana y, muy importante, sobre todo, desde Cuba.
Aunque arriba se ha dicho que los internautas gustan leer textos cortos; paradójicamente no pocas investigaciones revelan que este thin content no solo debe tenerse en cuenta para la optimización de cara a los motores de búsqueda, sino que tiende también a generar respuestas negativas por parte de los usuarios al no encontrar la información que buscan.
A fin de cuentas, en esto de los textos largos o cortos no se puede ser conclusivo. La extensión de un trabajo es la adecuada si satisface la intensión de búsqueda del internauta, sus intereses.
Y este lector a veces necesita de una respuesta concisa; y otras, requiere de información abundante y argumentada.
En definitiva, son las necesidades de los lectores la principal brújula. Por eso, lo primero es conocer para quiénes se escribe, sus urgencias, sus angustias y alegrías, sus expectativas e incertidumbres.
Esa es también la mejor manera de respetarlos y respetarse.
Tomado del portal Cubasí
YVL
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