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Proyecto IRES; sembrar vida


          

Proyecto IRES


Texto y fotos: Ricardo R. Gómez Rodríguez

Quien trabaja y a la vez disfruta lo que hace, siente doble satisfacción, deleite.
Así sucede con las mujeres y hombres capaces de adentrarse en los bosques, los montes, los sembradíos; valoran, potencian plantaciones y ayudan a “respirar” a la tierra y su fauna.

Con apasionados como éstos, nos encontramos recientemente en el Palacio de las Convenciones de La Habana. Participaban en el Octavo Congreso Forestal de Cuba, el Cuarto cónclave de Café y Cacao, el Séptimo Congreso Cubano de Apicultura y el Octavo Encuentro de Jóvenes Investigadores Agroforestales.

La mayoría era gente humilde, oriundos de los campos e intercambiaron criterios con científicos y profesores universitarios y de centros de investigación.

Entre ellos, en un pequeño stand, intercambiaban con técnicos, ingenieros y obreros de todo el país los integrantes del proyecto IRES, que abarca temas relacionados con la resiliencia climática en los ecosistemas cubanos. Ellos siembran vida.

Tienen una unidad nacional de gestión en un lugar céntrico de La Habana, comentó su coordinador técnico Carlos Alberto Díaz Maza, alguien que ha dedicado gran parte de su vida a acciones agroforestales y habla de ellas con pasión.

El proyecto comenzó sus trabajos en el año 2020. Seleccionaron siete municipios en el país, ubicados en las provincias de Matanzas, Villa Clara y Las Tunas, donde abarcan más de 35 mil hectáreas.

Entre los objetivos están la compra de nuevas tecnologías para la eliminación del marabú, preparación de tierra e introducción de sistemas de riego por goteo, el cual hace más eficiente el riego, permite suministrar fertilizantes y disminuye el uso del agua.

También promueven el empleo de energías renovables, como los paneles solares y molinos de viento.

Tanto Carlos Alberto, como las especialistas Massiel Rigñack Fraga y Janice Madera Fleitas, explicaron que están cumpliendo los objetivos del cronograma.
Compraron equipos de alta tecnología para eliminar marabú, mediante tecnologías de última generación, porque el 80 por ciento del área en la que trabajan, está cubierta por esa especie invasora.

Ellos implementan seis sistemas agroforestales, dirigidos a apoyar a los productores en prácticas capaces de fomentar la resiliencia de sus agro ecosistemas. Esto último no es más que la capacidad para resistir, absorber perturbaciones y adaptarse a los cambios.
 
El propósito es incrementar y diversificar la obtención de renglones agrícolas, potenciar la conservación de los suelos, lograr mayor soberanía alimentaria, responder a las estrategias de desarrollo sostenible y al Plan de Adelanto a la Mujer, porque muchas féminas de las comunidades se suman a estas acciones.

Esa labor llega a Cuba en un momento importante, debido a la influencia del cambio climático, el cual es más agresivo en los archipiélagos.

Para su labor cuentan con financiamiento del Fondo Verde del Clima, del gobierno cubano y las instituciones ejecutoras son el Ministerio de la Agricultura y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Periódicamente salen de recorrido por los sitios en los cuales intervienen. Allí conocen la marcha del Proyecto IRES, y llenan de oxígeno los pulmones para retomar fuerzas y avanzar.
nyr

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