El caos que impera en el montículo azul provocado por el descontrol generalizado de los lanzadores de Industriales en la LXIII Serie Nacional de Béisbol ha suscitado todo tipo de comentarios negativos.

Este flagelo viene en aumento en las últimas temporadas y es alarmante, porque más allá que desluce los partidos es una fisura por donde se están escapando las victorias.

En la campaña 60 los capitalinos se ubicaron en el lugar ocho en bases por bolas concedidas, en la 61 ya fueron novenos y en la pasada temporada, a pesar de llegar a la final del torneo, concluyeron con 13 7equipos por delante en ese departamento.

Cuando está próximo a vencerse la mitad de la fase clasificatoria, los lanzadores felinos han boleado a 170 contrarios, solo superados en ese acápite por Guantánamo (187) y Matanzas (192).

Eso representa 5.14 boletos cada nueve entradas, cifra que aumenta por la actuación del cuerpo de relevistas, quienes han perdido completamente la mirilla al conceder 6.98 pasaportes gratis por juego completo, los peores del torneo.

Hasta el partido de jueves, entre Marcos Ortega, Jonathan Cruz, Rafael Perdomo, Alejandro Hernández, Yandi Molina, José Miguel Perera, Andy Lee Plumas y Daniell Ruiz, acumulaban 82 boletos en 79.1 capitulos, estadísticas que harían llorar a cualquier entrenador de pitcheo.

Las causas son muchas y van desde la mala mecánica en los movimientos, desconcentración, deficiencias en el calentamiento y agotamiento físico, hasta problemas psicológicos.

Vital este último aspecto porque un lanzador sin autocontrol, tenacidad, creatividad, seguridad y hambre de victorias, no podrá poner la pelota donde desee por mucha preparación que tenga.

Según el destacado profesor de pitcheo José Manuel Cortina, los lanzadores se avergüenzan cuando les conectan pero no cuando tiran cuatro pelotas malas. «Quieren engañar al bateador y los engañados son ellos».

Etapas de desarrollo violadas, falta de juegos en categorías inferiores, ausencia de tecnologías de punta y otros factores, atentan en gran medida contra el control de los serpentineros, pero estos son problemas que afectan a todos los equipos por igual.

Lo que está sucediendo en Industriales es más que inquietante y si no se hace algo urgente al respecto que pueda al menos detener esa progresión ascendente, la ansiada corona número 13 de los Leones no se alcanzará.

Hay cosas sencillas que se pueden hacer para mejorar el control de los lanzadores, a pesar de todos esos agravantes, como se ha cansado de decir Cortina.

Calentar el brazo con bateadores reales, lanzar en las prácticas y empuñar el madero en ellas para pensar más como bateador, pudieran ayudar un poco a afinar la puntería, pero lo fundamental es el dominio de la técnica y la fuerza mental.

La manada ahora mismo está limitada por la cantidad de ausencias que han sufrido en sus filas debido a lesiones y contrataciones en ligas foráneas.

Los bateadores sustitutos están cumpliendo con dignidad su papel y han movido el madero más de lo esperado con algunas individualidades significativas. Ahora le toca el turno a los lanzadores.

Por/ Boris Luis Cabrera

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