Para los andarines cubanos parece no haber límites cuando de correr se trata. Ni siquiera el transporte, ese que parece estar "en peligro de extinción" y que por día se encarece, logra quebrar el ánimo de los corredores, que buscan vías para poder estar en cuánta competencia se convoca.
Ello se puso de manifiesto, una vez más, este 28 de abril, cuando en Artemisa de realizó una carrera en saludo a los 222 años de la llamada Villa Roja. De los poco más de 200 corredores que tomaron la arrancada, 48 procedían de La Habana.
Algunos de esos "locos", buscando estar en tiempo en la línea de salida, llegaron desde el día anterior. Varios escogieron alojarse en el hotel que se encuentra a un costado de la iglesia, cerquita de la línea de salida y llegada, mientras otros, aprovecharon las oportunidades de alojamiento brindadas por los organizadores del evento.
También los hubo que fueron el mismo día, bien sea en un transporte alquilado, o incluso, en bicicleta, medio en el cual arribaron varios andarines, de ellos, uno procedía de La Habana, mientras otro llegó desde Pinar del del Río. Destacar la organización del evento, en el cual los participantes escogieron entre las distancias de 5 y 10 kilómetros.
Se trató de una verdadera fiesta de andarines, a la cual los habaneros no podían faltar, y en la cual se demostró una vez más la hermandad que existe entre los corredores cubanos. Los abrazos previos a la arrancada, las felicitaciones al llegar a la meta, sin importar el puesto alcanzado, la salida de un grupo de pequeños patinadores y la suelta de palomas, minutos antes de dar inicio la carrera, fueron elementos que matizaron una lid que contó, entre los más de 200 andarines presentes, con 48 pertenecientes a La Habana.
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