Una medalla oro de cada día

 



Foto: Tomada de Jit

Enfrentar las adversidades que pesan sobre el país por el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, y todas las acciones que se engendran desde la administración de esa nación, ni es nuevo ni les quita el sueño a los cubanos. El deporte no es la excepción.

El pasado sábado, el Inder dio a conocer que se decidió, por la baja disponibilidad de combustible, detener los eventos nacionales en desarrollo y posponer los de fútbol, ciclismo, softbol, baloncesto y beisbol, de todas las categorías, que estaban programados para próximos días.

La dificultad no ha sido motivo para cruzarse de brazos. Por ejemplo, los softbolistas, ante esa circunstancia, decidieron continuar con lo planificado para la base de entrenamiento de la selección nacional, en Ciego de Ávila, a partir del próximo día 25, con el objetivo de prepararse con vista al Campeonato Panamericano, en el que buscarán una de las cinco plazas del continente, a fin de incluirse en la primera fase de la Copa Mundial.

Los torneos de pelota de la Copa de Clubes Campeones y de las Pequeñas Ligas, el primero ya en su fase final, y el de los niños en cuartos, continuarán según el calendario previsto, pues se buscaron las alternativas desde las provincias. Es un modo de actuar como país, pues el deporte es una conquista social que no solo es del Inder, aunque sea su responsabilidad, sino de toda la sociedad, que es su destinataria.

Este es un año olímpico, y no son solo esos los escollos que hay que pasar. Para la Mayor de las Antillas, cada clasificación a esas citas y sus medallas suponen una enorme cuota de sacrificio, y también de mucho esfuerzo, acompañada por la sabiduría de sus atletas, entrenadores y especialistas. Ellos han tenido en la ciencia y en la investigación sus aliados principales en la ardua batalla.

Cuando se dice que Cuba tiene el propósito de entrar en la selecta lista de los primeros 20 países en el medallero de París-2024, se está hablando de proponerse una hazaña. No solo hay que vencer la competencia al más alto nivel, sino que, para que sus deportistas alcancen una forma óptima, a veces sin los recursos mínimos para tan exigente cota, hay que hacer otra proeza, no menos engorrosa. Cada día del deporte en Cuba es un título dorado.

Esas gigantescas obras tampoco son una novedad; así se han esculpido las 235 preseas en las citas bajo los cinco aros, de ellas 84 de oro, 69 de plata y 82 de bronce. Tal botín, a pesar de los obstáculos, tiene al deporte cubano en el singular lugar 16 en la historia de esos Juegos, como único pabellón latinoamericano presente en la veintena de vanguardia, en la que, además, es la segunda de América, detrás de Estados Unidos, y delante de Canadá.

La decisión del movimiento deportivo no habla de suspender, sino de detener, incluso apunta que, «ante un contexto más favorable para la transportación, los participantes en los eventos pospuestos serán informados sobre la reprogramación del calendario deportivo».

Es decir, Cuba no renuncia a la realización de esas justas, como tampoco a celebrar, este año, la edición 60 de los Juegos Escolares, una de las expresiones más nítidas del sistema de participación en la que se asentaron esas medallas y el prestigio del deporte cubano. Y para los que piensan, o dicen, que no tendremos temporada de pelota, les aconsejamos no correr más que ella, porque se arriesgan a quedarse con el bate al hombro.

odh/Granma

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