La noticia dada por la Dirección de Deportes de La Habana anunciando a Guillermo Carmona al frente de los Industriales para la próxima Serie Nacional 63, confirmó que los directivos no pudieron encontrar un sustituto que cumpliera con todos sus requisitos.

Carmona había anunciado que esta sería su última temporada al frente de los Leones, pero ante esta disyuntiva y teniendo en cuenta los buenos resultados del equipo, al ser el único medallista en los dos eventos beisboleros que se desarrollaron este año, decidió mantenerse en el banquillo azul.

No tengo dudas que los cuatro candidatos que los máximos dirigentes deportivos de la provincia anunciaron como posibles sustitutos, al igual que otros que no fueron tenidos en cuenta, tenían la capacidad suficiente para tomar las riendas felinas.

Tanto el entrenador de bateo Alexander Malleta, como los profesores Lázaro de La Torre (favorito en las redes sociales), Erlys Garrido y Antonio Acea, son hombres de béisbol y con méritos acumulados en sus carreras para tomar el mando.

Sin embargo, más allá de sus propias características individuales y de la imperfección que caracteriza a todos los seres humanos, no lograron convencer a los encargados de tomar esas decisiones.

Solo por ética no se publicarán nunca las razones y los motivos por lo que ninguno de ellos fue designado en esta ocasión, pero queda claro que son las opciones más fuertes que en este minuto están sobre la mesa para futuras campañas.

Suponemos que los directivos no quisieron correr riesgos después que Carmona llevara a la tropa a una honrosa medalla de plata en la pasada Serie Nacional y a un bronce en la recién concluida Liga Élite del Beisbol Cubano.

Aunque la fanaticada capitalina es muy exigente y solo se calmaría con un trofeo de campeón luego de 13 años de espera, la gran verdad acá es que la actuación es digna de elogios.

Mucho más si tenemos en cuenta las ausencias repentinas, lesiones y otros factores que no dependen de la dirección de un conjunto y que complejizan su labor.

Críticas habrá muchas, los aficionados en su afán de ver a los suyos encima de lo más alto del podio buscan cambios, además que tienen sus propias opiniones, gustos y preferencias por determinados profesores.

Lo cierto es que la decisión de Guillermo Carmona de mantenerse al frente de la manada, cuando había solicitado descansar y compartir con su familia, es un gesto de compromiso con la capital y con esos atletas que lo quieren y lo respetan.

Como hemos advertido en varias ocasiones, la unión, el respeto y el apoyo, son fundamentales para que ese grupo azul salga al terreno a darlo todo, nos levante de nuestros asientos y nos den esa plena alegría que hace más de una década estamos esperando. Nos vemos en el estadio.

odh/Tribuna de La Habana