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La Parranda se hace arte en Jaimanitas

 

Foto: Cortesía de Cervecería Cubana S.A.

Desde la parada y calles adentro, los espacios de un segmento de la localidad costera de Jaimanitas, en el municipio Playa, al oeste de La Habana, llevan las huellas de la imaginación del artista visual José Antonio Rodríguez Fuster.

Ahora, a sus figuras diversas y multicolores se sumó una marca, Parranda, la cerveza.

Desde la visión más cultural e identitaria que refleja la marca cubana, nació un mural que se integra a la historia de un pueblo y su gente contada a través de obras de artes en paredes de casas y edificios de esta comunidad, compartió la empresa en un comunicado.

¿El por qué? Pues para reflejar las tradiciones de las parrandas cubanas, declaradas en 2013 Patrimonio Cultural de la Nación y en 2018, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), un reto que Fuster asumió con mucho deseo y compromiso.

Según dijo: “quise que la obra reflejara el espíritu de Parranda como marca y como elemento cultural.

Entonces me propuse crear una gran serenata diurna donde la atractiva botella de Parranda estuviese acompañada de símbolos que identifican a estas fiestas, por ejemplo; el gallo, los fuegos artificiales, las
personas bailando y por supuesto, la música cubana”.

Esta alianza con el arte y los artistas, patente en las diferentes presentaciones que ha tenido la marca de cerveza cubana producida en la Zona Especial de Desarrollo Mariel forma parte de la estrategia de compromiso social que tiene la marca, entendiendo que contribuir al desarrollo cultural del país es también
una forma de dejar huellas en cada uno de sus habitantes.

Parranda, explican, busca ser mucho más que una cerveza en el mercado nacional, pues su objetivo es fomentar una experiencia de vida en torno a la marca y los valores que promueve: consumo responsable, cuidado del medio ambiente y el desarrollo sostenible, entre otros.

Foto: Cortesía de Cervecería Cubana S.A.

Para Fuster, “el mural de Parranda venía muy a tono con el objetivo de mi obra en la comunidad. La gente lo aceptó y disfrutó”. Se cuenta que el día de su inauguración acudieron muchas personas de la comunidad.

“Insertar esta obra ha sido un reto porque de cierta forma marca otra forma de asumir el arte a través de un producto comercial pero con valor cultural”, consideró.

A partir de ahora, quienes lleguen hasta Fusterlandia podrán sumar una nueva historia desde el mural de la Parranda, que se une a las decenas de rostros y figuras que viven en los muros, cerca del mar, como un regalo de Fuster y la Cervecería Cubana S.A. para despedir 2023 y acoger con optimismo el 2024, con las palabras de Fuster para un brindis por “la cultura cubana, por Parranda Cerveza y por todas las cosas buenas de Cuba y su gente”.

Nacido en Villa Clara en 1946, Fuster se mudó hace 25 años a Jaimanitas, un pueblo de pescadores y decidió crear Fusterlandia. Inspirado en las obras del arquitecto Antoni Gaudí en Barcelona y del escultor Constantin Brancusi en Rumanía, que conoció en sus viajes a Europa, comenzó a decorar con mosaicos su casa.

Cuentan que una vez concluidas allí las obras, indagó entre sus vecinos si ellos también querían que les decorara sus espacios, unos no aceptaron, pero otros sí. A lo largo de los años, los murales fueron extendiéndose por muros y fachadas, bancos, parques y paradas.

nyr/

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