La rehabilitación de la conductora de agua que abastece a los clientes de la zona industrial, inversión actualmente en curso, reforzará el sistema de extinción de incendios de la Base de Supertanqueros. Foto: Ventura de Jesús García
Quienes tuvieron la oportunidad de llegar hasta
allí una vez extinguido el incendio, quedaron sin aliento ante la magnitud del desastre
ocasionado.
El fuego lo había quemado todo hasta convertirlo
en ceniza, incluyendo los cuatro grandes depósitos de combustible alineados a una
distancia aproximada de 50 metros, así como las instalaciones más cercanas a estos.
Llamaba la atención ver el suelo renegrido por una
capa resistente y áspera. El aire tenía una densidad rara, y el polvillo y el petróleo
chamuscado se hicieron tan presentes que costaba trabajo hasta respirar.
Daba la impresión de que no había poder humano capaz
de transformar aquella desolación.
Poco a poco
El siniestro fue provocado por el impacto de una
descarga eléctrica en uno de los tanques, en la tarde del 5 de agosto de 2022. Se
prolongó por varios días y costó la vida de 17 personas. En el lamentable suceso
brilló la solidaridad y, sobre todo, el heroísmo.
Fue un incendio de grandes proporciones, hecho inédito
en la historia de ese sector en el país. Según los expertos, en su desenlace tuvo
peso, de algún modo, la falta de experiencia y el no contar con la tecnología apropiada
para enfrentar un incidente de esa naturaleza.
Al cabo de un año y, a pesar de que los recuerdos
siguen lastimando y hay cicatrices todavía visibles, la Base de Supertanqueros no
tiene hoy nada que ver con aquel lugar ruinoso en que lo sumieron las llamas.
Basta con echar una mirada para comprobarlo; señal
de que nadie se dejó vencer por la resignación.
A medida que el tiempo pasa es más evidente la intención
de recuperarse lo antes posible y de convertir la Terminal, y toda la zona industrial,
en un sector económico más robusto, menos vulnerable, y con una imagen más moderna;
labores respaldadas por una gran inversión que incluye el orden tecnológico y urbanístico,
con el objetivo esencial de operar con mayor seguridad.
Que todo quede mejor que como estaba es la máxima
que prima en respeto al deseo de la máxima dirección del país, el de mejorar y ordenar
allí el entorno.
Con el transcurso de los días, poco a poco, en el
mayor punto de almacenamiento de varios tipos de combustibles del país se ha ido
encaminando la recuperación, y hoy se respira
otro aire.
Al escuchar a directivos y trabajadores es evidente
que se labora con tesón, como si todo cuanto alcancen aquí constituyese un homenaje
a quienes perdieron su vida en aquellas fatídicas horas de agosto.
Sanear
Una de las primeras tareas fue demoler, con el auxilio
de equipos pesados, los reductos de la estructura dañada, sobre todo los últimos
fragmentos de las paredes metálicas de los cuatro depósitos de combustible siniestrados.
Fue una tarea dura, bajo el sol abrasador, asumida
por trabajadores de Materias Primas. Eran metales torcidos, con mucha escoria y
tierra adherida.
En esa primera etapa se extrajeron grandes volúmenes
de material demolido, además, de unas 20 edificaciones, incluidos los cubetos de
los tanques incendiados, el laboratorio y el depósito de agua. También resultó elevada
la cantidad de chatarra y láminas de acero extraídas.
Para erradicar los daños en los suelos fue efectivo
el uso de la biorremediación, técnica con la cual recogen el crudo derramado, y
luego es concentrado en un espacio concebido en el que se aplican las sustancias
necesarias para su degradación.
Doce meses después, ya no hay señales de esa tierra
chamuscada con petróleo quemado, que era visible en todas las áreas hasta donde
llegó el combustible derramado de los depósitos siniestrados.
Tampoco ha sido una labor fácil la de asegurar las
líneas que transportan el combustible hacia los muelles y viceversa. Son conductos
muchos de los cuales fueron calcinados y se sustituyeron en su totalidad.
Rigel Rodríguez Cubells, director de la División
Territorial de Comercialización de Combustibles Matanzas, valora como muy importante
la posibilidad de interconectar las líneas de tuberías y crear facilidades hacia
los muelles uno y dos, lo cual permite realizar la carga del crudo hacia los diferentes
buques.
La unión por soldadura de cientos de metros de tubos
de 20 pulgadas, sin tener dónde guarecerse del sol, ha marcado también el esfuerzo
de muchas personas, junto al de quienes construyeron los soportes para facilitar
la interconexión de las líneas.
Del cúmulo de esfuerzos desplegados en la zona resalta,
además, la reposición de las líneas de electricidad, lo que facilitó, a la postre,
dar servicio a todas las áreas.
Una noticia más reciente, y también de gran alcance,
ha sido poder conectar al sistema tecnológico los otros cuatro tanques de 50 000
metros cúbicos de capacidad, en desuso desde el incendio.
https://www.granma.cu/file/img/2023/08/medium/f0390205.jpg
En estos momentos se concluye el montaje del segundo de los
nueve rolos de chapas de acero del primer depósito, el 88. Foto: Ventura de Jesús García
El agua y el pararrayo
Explicó Rodríguez Cubells que en estos momentos la Terminal dispone de agua como garantía de su sistema de extinción de incendio, y que para incrementar el caudal del líquido está aprobado un proyecto con miras a recuperar agua de mar con el uso de bombas potentes.
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