Foto: Tomada de Prensa Latina
El aniversario 97 del natalicio del líder histórico de la Revolución
cubana, Fidel Castro, convoca a homenajear dentro y fuera del país caribeño
a uno de los políticos más importantes
del siglo XX e inicios del XXI.
Nacido en Birán, actual provincia
de Holguín, el 13 de agosto de 1926, Fidel
lideró en la década del 50 uno de los movimientos insurgentes más influyentes
para América Latina y, con su triunfo, comandó uno de los gobiernos de
izquierda con mayor impacto.
Se graduó como licenciado en
Derecho en 1950 y, durante su labor como abogado, representó a los pobres antes
de encabezar el movimiento insurreccional.
En 1953, año del centenario del
natalicio de José Martí, el Héroe Nacional de Cuba, comandó el grupo de jóvenes
que se lanzaron al rescate de la República con el asalto a los cuarteles
Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en la actual
provincia de Granma, ambas en el oriente del país.
Inferiores en número y armas, los
asaltantes no pudieron tomar ninguna de las dos fortalezas, sin embargo, la
acción marcó el inicio de la posterior etapa que incluyó el exilio de los
principales líderes, el combate en la clandestinidad, el desembarco del yate
Granma en 1956, la lucha armada y la toma del poder en 1959.
En su alegato de autodefensa,
tras las acciones del 26 de julio, Fidel Castro planteó su proyecto de nación
que incluía la transformación de la sociedad cubana en contraste con la
precaria situación que padecía la Cuba de entonces.
“Los problemas de la República
sólo tienen solución si nos dedicamos a luchar por ella con la misma energía,
honradez y patriotismo que invirtieron nuestros libertadores en crearla”,
aseguró el joven abogado ante el juzgado.
Su discurso, que guardó el nombre
de La Historia me Absolverá, no solo estableció aquellos males conocidos de la seudorrepública,
sino que, además, fijó un plan para retomar el destino de una nación libre y su
determinación a comandarla.
“En cuanto a mí, sé que la cárcel
será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y
cobarde ensañamiento. Pero no la temo, como no temo la furia del tirano
miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa.
La historia me absolverá”, sentenció.
Luego del triunfo de 1959, la
Revolución desafió a los Estados Unidos como un modelo de la resistencia
latinoamericana y de otras partes.
De acuerdo con historiadores, el
proceso cubano transformó la dependencia establecida en la doctrina Monroe con
un impacto mucho mayor en el continente que el de cualquier otra insurrección
latinoamericana.
Además, Cuba consiguió modelos
ejemplares de educación y salud gratuitas, con valiosos resultados para el
mundo, a lo que se añadió la colaboración internacional en esos sectores.
A lo cual se suman las conquistas
en materia de cultura, deporte, ciencia y tecnología y otros, pese al bloqueo
económico y financiero que por más de 60 años constituye el principal obstáculo
para el desarrollo del país.
Como fundador del primer Estado
socialista del hemisferio occidental, el líder cubano diseñó, orientó y ejecutó
una política exterior de neta independencia y de extensión global y un
magisterio internacionalista.
Además promovió a escala mundial
la batalla del Tercer Mundo contra el orden económico mundial vigente, en
particular la deuda externa, el despilfarro de recursos por gastos militares y
la globalización neoliberal.
Abogó por una política de
solidaridad entre los oprimidos y de respeto a la soberanía dentro del
Movimiento de Países de No Alineados (Mnoal), organismo del que Cuba fue
fundador en 1961.
“Solo una alianza estrecha entre
todas las fuerzas progresistas del mundo nos dará la fuerza necesaria para
vencer las todavía poderosas fuerzas del imperialismo, el colonialismo, el
neocolonialismo y el racismo, y luchar exitosamente por las aspiraciones de
justicia y de paz de todos los pueblos del mundo”, señaló en la IV Cumbre de la
organización, celebrada en Argel, en 1973.
A principios del siglo XXI, el
entonces presidente cubano encabezó junto a su homólogo venezolano, Hugo
Chávez, los esfuerzos por la unidad y la integración de América Latina y el
Caribe.
En abril de 2004, ambos lideraron
el camino de la América unida con la creación en La Habana de la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los
Pueblos (Alba-tcp), como espacio multifacético de convergencia.
Con posterioridad, surgieron
otras entidades como Petrocaribe, de amplia actividad en el campo energético,
que se complementó con la reestructuración positiva de entidades como el
Mercosur y la formación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
El paso más concluyente fue, sin
dudas, la fundación en 2011, en Caracas, Venezuela, de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños como un mecanismo de verdadera representatividad
regional, capaz de dar prioridad al diálogo y trascendencia por encima de otras
consideraciones.
El 31 de julio de 2006, el
entonces mandatario anunció el cese provisional de sus actividades al frente
del Gobierno, el Partido Comunista (PCC) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias
en su Proclama al pueblo de Cuba.
Tras una complicada operación
quirúrgica, adelantó que debería permanecer varias semanas de reposo y
encomendó algunas funciones que atendía a dirigentes del Partido y el Estado.
En proclama a la nación expuso,
en esencia, que dejaba en manos del general de Ejército Raúl Castro, sus tareas
al frente del PCC y el Estado, a la vez convocaba al pueblo a seguir adelante
por el camino trazado.
“No albergo la menor duda de que
nuestro pueblo y nuestra Revolución lucharán hasta la última gota de sangre
para defender estas y otras ideas y medidas que sean necesarias para
salvaguardar este proceso histórico”, escribió al respecto en su mensaje.
Rebasó su enfermedad, aunque no
se incorporó a sus cargos por otras complicaciones de salud, según reconoció en
2008.
Sin embargo, acompañó los
venideros cambios desde sus reflexiones publicadas en medios de comunicación y
el trabajo en la dirección de investigaciones y proyectos de producciones
agrícolas.
El 25 de noviembre de 2016, Raúl
Castro anunció el fallecimiento de quien fuera reconocido como Comandante en
Jefe, a los 90 años de edad.
En cumplimiento a su voluntad,
sus restos fueron cremados.
Durante su vida, mantuvo
relaciones de amistad con personalidades de todo el mundo, como los líderes
Nelson Mandela, Yasser Arafat, Indira Ghandhi, el escritor Gabriel García
Márquez y el futbolista Diego Armando Maradona.
Igualmente, creó estrechos lazos
con mandatarios de la región, como Hugo Chávez (1999-2013); Luiz Inácio Lula da
Silva (2003-2010), de Brasil; Cristina Fernández (2007-2015), de Argentina; Evo
Morales (2006-2019), de Bolivia; Rafael Correa (2007-2017), de Ecuador; y
Daniel Ortega (1985-1990 y 2007-), de Nicaragua.
Su papel frente a la
consolidación del proceso revolucionario; las transformaciones económicas y
sociales del país; el desarrollo de la educación, la salud, el deporte, la
cultura y la ciencia; el enfrentamiento a las agresiones de Estados Unidos y la
convocatoria a la unidad en la región lo convirtieron en un símbolo universal
de resistencia.
amss/Tomado de Prensa Latina
0 Comentarios
Con su comentario usted colabora en la gestión de contenidos y a mejorar nuestro trabajo