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Coloquio con el humor y El Bera

 

Antonio Berazaín. Foto: Juan Carlos Borjas


Es conocida su pasión por la física, hasta convertirlo en lo que es hoy, Máster en Ciencias y vicerrector del Instituto Superior de Diseño (ISDI). La relación con su otro ardor, una seria pasión que va más allá de la hilaridad final, el pensamiento y la reflexión: el humor, va camino también a la maestría.
 
Solamente este hombre puede hablar de los dos hombres que en él viven: el académico, con buena cantidad de años dedicados a la pedagogía; y el comediante, con otra sarta de lustros entregados al arte de hacer reír. Ese ser que conoce a esos otros dos seres complementarios en él mismo se llama Antonio Berazaín.
 
Y mucho le debe al ISDI, fue en sus pasillos que gestó al ser humorista, el del choteo, el chiste, la sátira, hasta convertirlo en lo que hoy, uno de los principales comediantes y guionistas del hacer reír en el país. Actualmente es uno de los guionistas de Vivir del Cuento.
 
Comienza el coloquio ¿Piensas ya en el humor? de la edición 27 del Festival del Humor Aquelarre, 2023; y nos acercamos al Bera, como lo llama el gremio de los humoristas, para que nos hable de estos más de 20 años de discusiones teóricas en torno al humor, su mejoría, estética, el tratamiento de este en la televisión, antecedentes con el clásico del bufo; otros puntos como las particularidades de la escritura de un guion humorístico y, por supuesto, esa controversia inevitable entre humor, crítica y política.
 
Parodia, guion y otras formas en el humor
 
Berazaín, comienza la primera jornada de esta edición del Aquelarre que se enfocó en la parodia.
 
“La parodia es un recurso muy utilizado. Abordé un programa televiso muy paródico en su momento, Sabor Bohemio. La parodia es un recurso escénico y se puede ver también como un género, en el Aquelarre hemos dado premio a esta modalidad. En Cuba, tanto en la música como en la literatura, se ve la parodia, incluso, a nivel personal; en ocasiones la gente habla en forma de parodia. Por eso era importante abordar ese tema.
 
Sabor Bohemio tuvo una saga después, en el 2002, de ocho capítulos. También se publicó el texto. Creo que fue la primera obra del Centro Promotor del Humor que participó en el Festival Internacional de Teatro de La Habana”.
 
Háblame un tanto del guion, su escritura vinculada al tema de la parodia, eres uno de los guionistas más activos en el humor; sobre todo, háblame del guion humorístico para la televisión, muy controversial y cuestionado, tanto por el público como por los especialistas.
 
Como tú sabes soy uno de los guionistas del programa Vivir del Cuento. Hay tres categorías que se manejan bastante en cualquier obra humorística: la parodia, es una imitación, siempre en un tono humorístico, burlesco, de algo o de alguien. Imitamos la voz de alguien, los gestos, su manera de ser o imitamos el título de una obra.
 
La sátira es otra de las formas que utilizamos, es muy importante. Decía Carlos Ruiz de la Tejera, Premio Nacional del Humor, que este recurso era quizás la forma más elevada del humor. En ella el autor siempre tiene una forma moralizante, critica algo de la sociedad, algo que este creador desaprueba desde su punto de vista. Por eso, la sátira, retomando la frase de Martí donde decía que el humor, debería ser como un látigo con cascabel en la punta. Y eso es lo que afirmaba Carlos Ruiz que debiera ser la sátira.
 
Está la ironía, la otra arma utilizada en la escritura con humor. Es cuando pronuncias o dices algo, pero, en la subyacencia enuncias todo lo contrario. Dices algo como, por ejemplo, a una mujer gorda ¡qué cinturita! o, está lloviendo y dices, ¡qué día más bueno para ir a la playa!
 
Estos tres recursos se utilizan y yo los uso, por supuesto, en los guiones de Vivir del Cuento que, deseo aclarar, que son una construcción colectiva. Esto marca una diferencia de nuestro programa con otros. Hay un asesor que lo lee. Cada escritor defiende, como si fuera una tesis, los guiones delante de un jurado que son los mismos actores y el director. De esa forma se enriquece el trabajo final.
 
Vivir del Cuento es un programa costumbrista, los temas que se tratan son los de ahora, los que se están viviendo en este momento. Como dice nuestro director, Ignacio Hernández: Vivir del Cuento es, lo que pasa en la calle, con arte en la televisión. Eso ha garantizado la audiencia que tiene, su aceptación, porque la gente ve reflejados sus propios problemas en el programa.
 
Utilizan bastante la parodia
 
De hecho, el personaje de Evarista es una parodia de esas señoras que existen en nuestro entorno social y venden cosas. Ahora, dónde está la parodia. No es exactamente igual a esas señoras que venden en las calles que ofrecen otros productos: un muñequito, un trapito, etc. Evarista vende cigüeñales de Toyota, motherboard de computadoras, pero es un personaje paródico.
 
Los otros son, más bien te diría, personajes tipos. Un personaje tipo es el que puedes encontrar en la calle. Por ejemplo, tú puedes encontrar a un Chacón en la calle o una Cachita que alquila, a un Pánfilo, ese viejito que mantiene una postura honesta. Son personajes tipos como lo fueron en su tiempo el Gallego, la Mulata y el Negrito del Bufo cubano.
 
“Los artistas, el humor, no cambian las cosas”
 
¿Piensas que el evento teórico del Aquelarre ha tratado de enrumbar el pensamiento y conceptualización del humor, su mejoría y estética? ¿Hay resultados en tal encomienda?
 
Sí, el objetivo es ese, lo que pasa que todavía el alcance es poco. Has podido ver las personas que han estado aquí, pocas: humoristas, algunos interesados, periodistas; pero es poco su alcance.
 
El humor tiene una cuestión y, vamos a pensar en la crítica constructiva, tú quieres mejorar algo y tienes que criticarlo, decir que hay una cosa mejor. Por supuesto, los artistas, el humor, no cambian las cosas. Los que cambian las cosas son los políticos, tienen las posibilidades.
 
Yo puedo decir en un programa que el pan está malo pero eso no cambia su calidad, lo resuelve el administrador de la panadería. Si tomas otra postura no estás como un artista, estás como un político. El artista lo que hace es señalar las cosas.
 
La idea de este coloquio, con más de 20 años ya, es, precisamente, aclararnos a todos nosotros los humoristas, buscar posturas teóricas. Como te decía hacer el humor crítico, irreverente, saca chispas y crea problemas. Para resolver esos problemas de discusión estética en buena lid, tienes que estar preparado teóricamente. Para establecer los límites o convencer sobre estos, hay que estar preparado desde la teoría. Lenin decía que no había práctica sin una buena teoría.
 
Tal vez eso que hablas se lo debamos a esa tradición discursiva que nos dio el teatro bufo en su momento, esa dosis de crítica y reconstrucción del entorno desde lo simbólico, el choteo, la burla. Te pregunto, ¿cuánto de ese bufo hay en la actualidad; existe una nueva escena cubana desde la incidencia del bufo?
 
El problema está en que uno tiene que aprender a defender su verdad. Parte de eso es saber por qué estás diciendo las cosas y por qué las criticas. Vuelvo a Carlos Ruiz, decía que había que criticar lo malo para que no prevalezca sobre lo bueno. Pero, eso siempre tiene que tener, primero, una dosis de realidad. En Vivir del Cuento han salido chistes fuertes pero son pura verdad. Esa es la función del humor. Se trata de criticar absurdos para que nuestra sociedad sea mejor.
 
Ernesto Cuní
 
amss/Tomado de Cubarte

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