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Marius Díaz. Foto: Tomada de https://filarmonicabogota.gov.co/ por Granma
La conquista por Marius Díaz
de uno de los premios del concurso convocado este año por el Colectivo Latinoamericano
de Composición, con la obra titulada Feijoonianas, confirmó la vocación del
compositor colombiano, formado en Cuba, por hallar fuentes de inspiración en las
letras del país donde despegó su trayectoria como autor.
La lectura de los cuentos
populares compilados y recreados por el inefable Samuel Feijóo, poeta, narrador,
folclorista y editor, de memorables andanzas por la región central de la Isla, motivaron
en Marius la creación de un ciclo de piezas para piano, instrumento privilegiado
en un certamen, cuyos resultados se dieron a conocer a mediados de junio, con la
mira puesta en el enriquecimiento de los repertorios de los intérpretes jóvenes.
El compositor compartió el
lauro con sus compatriotas Carlos Alberto Durán, Jhoan Infante y Nicolás Aguía y
los mexicanos Guillermo Cuéllar Ocaña y Diego Sánchez Villa.
Los vasos comunicantes entre
literatura cubana y música encontraron un cauce fluido cuando Díaz leyó Biografía
de un cimarrón, de Miguel Barnet. El legado de la cultura africana, resistente
y épica, sustanciado en la prosa testimonial con la que Barnet registró la historia
de vida de Esteban Montejo, constituyó un reto estimulante para un joven que tenía,
por demás, como tutor al venerable Alfredo Diez Nieto, quien a su vez volcó su pianismo
en Cimarrón, partitura de rotunda factura. Marius escribió El retorno
del cimarrón, concebida para un ballet en once escenas. En la instrumentación
incluyó tambores batá.
Otra serie para teclado, Cuentos
fríos, por la que se han interesado pianistas cubanos de las más recientes promociones,
toma su título de la colección homónima de relatos de Virgilio Piñera.
Aunque estudió en Cuba entre
2002 y 2015 –finalizó sus estudios superiores de composición en la habanera Universidad
de las Artes–, Marius no ha dejado de indagar en el modo de abordar los hitos literarios
de su país de origen, como lo hizo con Pombonianas, también para piano, basada
en las fábulas de Rafael Pombo (1833-1912) y una brevísima pero elocuente pieza
para violín, de neta inspiración garciamarquiana, Un señor muy viejo con unas
alas enormes, grabado por Juan Carlos Higuita en el álbum Paisajes sonoros (2021).
De su experiencia cubana data
la escritura de El viejo y el mar (2016), para violín y viola, estrenada
en el Festival de La Habana de Música Contemporánea de la Uneac, y publicada por
El Sincopado Habanero, del Gabinete Esteban Salas de la Oficina del Historiador
de la Ciudad de La Habana.
Este año, el compositor contribuyó
a la agenda del Premio de Composición Casa de las Américas con El cazador de
ratas, reinterpretación de la narración recogida por los Hermanos Grimm, El
flautista de Hamelin, para dos flautas, cuarteto de cuerdas y electrónica, con
un diseño cuadrafónico que apeló a la utilización de los recursos de las redes digitales.
amss/Tomado
de Granma
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