Julio Antonio Mella

 



Por: Rosa Pérez López

Julio Antonio Mella pudo haber nacido en el Olimpo, pero el 25 de

marzo de 1903 había tantas injusticias en la Tierra, que decidió nacer

aquí para enfrentarlas. Julio Antonio pudo haber sido un semi-dios,

pero le bastó ser un hombre de su tiempo, y asumir tal cometido de

cara a todas las exigencias de una época que le reclamó proezas

legendarias.

Y hacia ellas fue, inteligente, resuelto, batallador y poderoso, con la

sonrisa de quien se sabe seguro de su andar, desde aquel ardoroso

reclamo de una Reforma Universitaria, hasta el disparo que le hizo

morir en brazos de Tina Modotti... y por la revolución.

Anduvo de fundador, de timonel y de estratega en los gloriosos inicios

de la Federación Estudiantil Universitaria; en las polémicas páginas de

Alma Máter; en el Primer Congreso Nacional de Estudiantes; en la

Universidad Popular José Martí.

Y asumió la representación de su joven generación -continuadora y

precursora al mismo tiempo- en la creación junto al veterano luchador

Carlos Baliño, del primer partido que abrazara en Cuba el marxismo-

leninismo como plataforma social, filosófica y política.

Julio Antonio Mella pudo haber seguido la suerte de los favorecidos

por la vida, pero eligió como destino el compromiso con los hombres

necesitados del fuego de su lucha, semejante a un moderno

Prometeo.

Y pudo al igual que el mítico semi-dios haber sido devorado por las

aves de rapiña para socavar su ejemplo. Pero a ciento veinte años de

su nacimiento, convertido en símbolo, inspiración y emblema, pervive

cada día en su hermosa, vigorosa, interminable juventud, que sigue

alentando y motivando a la más jóvenes generaciones de cubanos y cubanas

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