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Foto: Tomada de Internet
Rosa Pérez López
Quizás hoy amaneció una flor junto a cada
almohada, un beso fue el primer indicio de la suerte y un abrazo delimitó el
espacio donde sólo caben dos.
El día comenzó a cumplir tempranamente sus
presagios antiguos, como si todo el tiempo del mundo se hubiera detenido en una
fecha semejante al ritual de una caricia.
El amor -ese hallazgo cotidiano- hoy decreta
su día, cual si no le bastara con abarcar el universo. Es ávido el amor que hoy
se erige en profeta de sí mismo para anunciarse eternidades desde estas
veinticuatro horas que le tributan sus deudores.
Y también es generoso el amor, con ese batir
de alas, con esa música de cuerpos y de almas, y con ese empecinado sortilegio
que pretende que todos los días de la vida se parezcan al catorce de febrero
para ser consecuentes con un hermoso reclamo martiano devenido urgencia de
unión y bien querer en estos tiempos desafiantes: "Que el amor sea la
moda. Que se marque al que no ama para que la pena lo convierta."
Que el amor se haga entonces un suceso
cotidiano para todos los cubanos afiliados al bando de los que fundan y aman
-estén donde estén- porque es el más puro y noble sentimiento que nos ha hecho
y nos hará mejores desde siempre y para siempre.
amss
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