Diálogo con especialistas capitalinos a propósito del Día Mundial del
Urbanismo. Proteger la casa común
Texto y fotos: Ricardo R. Gómez
Rodríguez
“Parte de la ciudad de La Habana
está deteriorada. Hay inmuebles que expertos consideran en estática milagrosa.
Otros no llegan a ese estado, pero tienen problemas. Si yo vivo en una
edificación de varios años de uso, estructuras débiles, y se me ocurre construir
estructuras que rebasan la estabilidad y equilibrio del inmueble, sin criterio
y valoración de especialistas, como es el caso de 'barbacoas' que hay hasta de
tres pisos; entonces estoy creando condiciones para que el edificio se estropee
aún más rápido”.
La opinión anterior es del y
Máster en ciencias Diego Rafael Ulloa López, hasta hace poco profesor de la
Universidad de La Habana y hoy especialista de la delegación capitalina del
Instituto Nacional de Ordenamiento Territorial y Urbanismo (Inotu).
Con él conversamos a propósito del 8 de noviembre, Día Internacional del Urbanismo; fecha que desde 1934, por iniciativa del ingeniero argentino Carlos Maria della Paolera, tiene el propósito de reconocer y promover el rol de la planificación en la creación y manejo de comunidades urbanas de forma sostenible.
Lo cierto es que hay una casa
mayor de todos: la ciudad, y cada individuo tiene la responsabilidad de
protegerla y aportar para el bienestar común.
El también geógrafo Ulloa López
agregó: “(…) Si además de lo que señalé, en ese supuesto edificio deteriorado,
guardo excedentes de artículos con mucho peso, o creo objetos productivos que
el inmueble no soporta, por ejemplo un horno para hacer pan, entonces ese calor
incide negativamente sobre las viejas estructuras. Luego no me puedo quejar
cuando las mismas empiecen a ceder y las instalaciones hidráulicas comiencen a
echar agua, porque fui yo mismo quien creó esa situación”.
Comentó que legalmente ellos
enfrentan en reiterados momentos situaciones como esas; que muchas veces son
mal interpretadas por la población, cuando le dictaminan violaciones que
técnicamente son imposibles aprobar.
Lo mismo ocurre con
incomprensiones de directivos que voluntariosamente y quizás con buenas
intenciones lleguen a irrespetar normativas, regulaciones y pueden crear
problemas.
Otro asunto es que ante el
déficit de viviendas, las personas deciden meterse en cualquier lugar sin
control efectivo; y es como se forman barrios o focos precarios, sitios donde
violan lo establecido y crean graves peligros y vulnerabilidades para la vida
humana, el entorno y el eficiente funcionamiento de la propia ciudad, aseguró.
Ulloa señaló tácitamente: “En el
Plan de Ordenamiento Territorial existe una diferenciación de los territorios
de acuerdo a su uso y manejo, que fue estudiado por especialistas y llevado a
mapas, con límites, funcionamiento, regulaciones… Cuando usted cambia esas
condiciones, entonces altera el orden de las actividades del lugar y
posiblemente de la naturaleza.”
Ejemplificó con una zona que no
debería estar urbanizada porque pertenece a una cuenca y puede inundarse con
precipitaciones, aunque sea represada; cuando las lluvias son considerables,
ocurren desbordamientos, los cuales afectan al propio ser humano que hizo la transformación.
Es cuando surgen las pérdidas, que pueden llegar a ser hasta de vidas. Ello
conlleva a riesgos, peligros, vulnerabilidades, al darle un uso inadecuado al
entorno; porque la naturaleza es un mecanismo de acción y reacción.
Continuó: “Si usted dispone de
una llanura fértil, boscosa, con un suelo rico para extender una buena
agricultura, y en ese lugar realiza acciones que irrespetan la naturaleza; pues
entonces puede llegar a convertir el sitio en improductivo, desértico”.
Explicó que el urbanismo forma
parte de algo mayor llamado ordenamiento territorial, el cual, junto a la
planificación física, se dedica a distribuir correctamente las acciones del
hombre sobre la superficie terrestre.
La Habana, como capital del
país, es una mega metrópolis extremadamente compleja desde el punto de vista
del espacio terrestre; por lo cual los expertos abordan temas diferentes, de
distintas formas y con disímiles herramientas del planeamiento, que tiene un carácter
muy técnico y muy legal.
El arma de nosotros es el Plan
de Ordenamiento Territorial, que una vez aprobado por la Asamblea del Gobierno,
adquiere carácter de ley y debe ser respetado como tal. Ese es uno de los
problemas a los cuales nos enfrentamos diariamente, porque no todos conocen o
aceptan lo legislado allí. Es cuando se cometen acciones incorrectas.
El diálogo con el profesor Diego
Rafael Ulloa López lleva a comprender algunas de las fístulas a curar en la
capital para evitar degeneren en úlceras insalvables de La Habana, en materia
urbana.
En las oficinas del bello
edificio situado en la esquina de 25 y L, del Vedado, dialogamos también con la
arquitecta Cleivy Ramos Fernández, otra de las especialistas de la Delegación
provincial del Inotu.
La joven se refirió a un encuentro realizado allí recientemente denominado “Octubre urbano”, en el cual abordaron desafíos, oportunidades y promocionaron actividades en relación con esa materia.
Participaron especialistas
nacionales, de provincias y municipios; quienes examinaron proyectos y
propusieron soluciones a ciertas limitaciones.
Junto a ello, la Delegación
citadina capacita a sus trabajadores en asuntos prioritarios, divulgan acciones
y enfocan misiones dirigidas a barrios en condiciones de desventajas. Estos
últimos lugares fueron visitados y se realizaron investigaciones acerca de sus
características, conformación de núcleos familiares, sistemas y particularidades
constructivas de las viviendas.
A partir de esa misión,
seleccionaron por dónde debía iniciarse el programa de transformación de
comunidades; tarea prioritaria para el Gobierno y Partido.
“Eso no quedó allí, acotó
Cleivy. Ahora realizamos planes parciales de esos barrios para solucionar
situaciones creadas en estas zonas que crecieron de forma espontánea”.
Comentó que conforman un
cronograma a corto, mediano y largo plazos, para dar respuesta a las
principales vulnerabilidades a partir de la disponibilidad de recursos.
Según la organización de
Naciones Unidas, las ciudades son hervideros de ideas, comercio, cultura,
ciencia, productividad, desarrollo social y humano.
Si en el año 2015 cerca de cuatro
mil millones de personas en el mundo vivían en las urbes, ese número prevén que
aumente hasta unos cinco mil millones para 2030.
Por eso es esencial que una isla
bloqueada y asediada insista en mejorar la planificación y la gestión urbana en
pos de que los espacios sean cada vez más inclusivos, sostenibles, seguros,
agradables, prósperos y resilientes.
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