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Obra inspirada en el Libro de Katiuska Blanco “Todo
el Tiempo de los Cedros: paisaje familiar de Fidel Castro Ruz”. Autor: Ernesto
Rancaño. Fecha: 2007 |
Maggie Marín Ayarde
Fotos: Tomadas de Internet
En presente se habla del
hombre de una gallardía, prestancia y resistencia que aprendió que la mejor
forma de no temer al soldado es serlo como decía Martí.
Fidel, él más célebre guerrero de esta América en el siglo XX,
quien partió hacia la inmortalidad con la moral tan alta como las palmas, el de
la conducta intachable.
Nunca estoy solo, yo me
siento en el pueblo; confirmó en más de una ocasión el líder eterno de la Revolución Cubana,
quien reivindicó el sentimiento nacional de épocas legendarias.
Su contribución a la cultura cubana es invaluable; desde los efervescentes primeros días de 1959
del siglo pasado, cuando realizó la Campaña
de Alfabetización, y creó institutos en todas las dimensiones, y escuelas
en todas las esferas para dinamizar la vida cultural del país.

Fidel es un hombre del renacimiento en pleno siglo XXI. Dedicó
su vida a construir un país e iluminó con su estrella el camino por donde
transitar para continuar siendo libres.
Nuestro Fidel es el ser de pensamiento infinito; de acción
audaz, con la amplia visión política; el de eterna fe en el mejoramiento humano;
el de la rebeldía eterna, valor, inteligencia y visión de futuro.
Como parte de nuestra
realidad, de la cotidianidad, del sentido de la vida, está Fidel; ese ser humano que se lleva en el alma, con la acción diaria
en todas las dimensiones; esa que nos diseñó como hombre iluminado.
Antes de entrar en la gloria
ya era un mito éste hombre con estirpe que forjó
la Patria libre y soberana plena de humanismo.
amss
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