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Una cubana de rubio (+Video)

 

Foto: Fotograma de Blonde


No es época de festival ni se estrenan películas cubanas. No hay ninguno de los factores por los que usualmente se repletan los cines de La Habana. Pero ahí está la gente, dos horas antes de que se empiecen a vender las entradas para una película que lleva días disponible en cualquier lugar de copias digitales.

A la cubana que se ganó el papel de la rubia más famosa del planeta hay que verla así, en la pantalla grande.

Avanzando con cuidado, para no tropezar en el oscuro pasadizo entre los asientos, pero de prisa; porque apenas faltan segundos para que el proyector se encienda y el flash cegador de una cámara fotográfica nos deslumbre en la primera escena, el movimiento seductor de un vestido blanco expone, a quien veremos en las próximas horas.

Los primeros minutos se hacen más lentos, quizá porque estamos a la expectativa de ver a Ana de Armas en la piel de Marilyn Monroe. Esa es la razón por la que estamos aquí; no por las escenas controversiales, ni por el sinfín de críticas positivas y negativas, ni por las tantísimas opiniones que rondan las redes sociales. Vinimos a ver a la muchacha que, también comentan por los pasillos de Hollywood, pudiera ganar la estatuilla dorada.

Como mujer, mirar el filme sin cerrar los ojos, por lo crudo de las escenas, es casi imposible. La obra revictimiza a Marilyn con violaciones, abusos físicos y sicológicos de todo tipo. La muestra como una mujer asustadiza, temerosa, al borde de un trastorno de identidad disociativo.

No esperaba encontrar una Norma Jean fuerte y empoderada, pues el filme es una versión de una versión de su vida; pero tampoco pensaba que iba a ver el relato de una víctima que, por 30 años, estuvo en un círculo de violencia sin fin.

Son minutos difíciles de soportar los dedicados a los embarazos. Es la fibra más sensible de un tema infinitamente polémico y que afecta, en el plano emocional, a las mujeres; sean madres, quieran serlo o no. Por el tratamiento que se hace del asunto, varios grupos feministas la han calificado como una obra antiaborto.

Sin embargo, la belleza de la película está en los detalles. El trabajo de diseño de vestuario, escenografía y caracterización es fenomenal. Hay varios momentos en que no estamos seguros de si la que aparece en la pantalla es Ana de Armas, o si realmente es un fragmento tomado de una escena de Marilyn. El cuidado en la producción es admirable. Igualmente, la fotografía, el montaje y la posproducción son dignos de alabanza.

Dejo para el final lo que es realmente el principio, lo mejor que, según mi parecer, tiene Blonde: la actuación de su protagonista. Es una maravilla deleitarse en sus expresiones, voz y movimientos tan distantes de la latina que es, tan cercanos a la diva de Hollywood que interpreta.

Aunque tiene en su haber varios títulos reconocidos, nadie duda de que en la carrera de Ana de Armas hay un antes y un después de Blonde.

 

amss/Tomado de Granma

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