Las universidades son sitios de refugio para el
conocimiento, espacios que permiten distinguir el horizonte del saber, ese que
siempre se posiciona a lo lejos. La cultura adquiere allí contornos definidos,
e invita con cada instante a emprender la búsqueda de certezas. Eusebio Leal
confiaba en ese innegable valor del “ejercicio del conocimiento y la búsqueda
ansiosa de la verdad”. Supo marcar con su andar la necesidad de entender la
realidad y sus misterios desde una sabiduría sustancialmente humanista.
La actitud fundadora de Eusebio Leal, a quien hoy se le
nombra en la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana “el eterno
historiador”, era reflejada en sus discursos; palabras dichas de memoria que le
permitían regresar de forma constante a sus lecturas, y comunicar lo esencial
de lo aprendido. Así expresaba: “Yo fui los libros que leí, pero también es
importante señalar que la cultura es lo que queda en nosotros cuando ya hemos
olvidado lo que leímos en los libros”.
Eusebio Leal, entre la vida, las lecturas, la cultura y la historia, desarrolló
un proyecto para la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, que aún
después de su fallecimiento conserva su energía creadora. Para asumir este
proyecto, basado en la sostenibilidad y el desarrollo, uno de los elementos
fundamentales era la educación y el aprendizaje.
“Esa búsqueda de la educación general e integral debe
centrarse en la necesidad de saber, en la avidez de conocimiento, no solo para
ocupar un espacio en la sociedad en el desempeño de una profesión, que es
aspiración legítima, sino para poseer el elemento que verdaderamente libera al
ser humano de cualquier esclavitud y cumplir la máxima aspiración de disfrutar
la libertad suprema de cuerpo y de alma”. De este modo resaltaba Eusebio Leal
la necesidad de priorizar la educación de calidad como un valor indispensable
para el enriquecimiento espiritual, así como para el desarrollo y la
dinamización de los valores identitarios de la sociedad.
La defensa del patrimonio, que era su misión permanente, no
podría sustentarse sin el atrevimiento a desafiar preceptos, con la voluntad de
ofrecer soluciones a las necesidades específicas. Así surgió el Colegio
Universitario San Gerónimo de La Habana, un sitio que promueve la gestión del
patrimonio cultural a través de una carrera universitaria con un amplio perfil
formativo y que responde a la labor de la Oficina del Historiador de la Ciudad
de La Habana.
En sus palabras pronunciadas para marcar el inicio y la
trayectoria del Colegio San Gerónimo así afirmaba: “lo más importante es la
convivencia entre una comunidad humana y su ciudad histórica, la recuperación
por parte de ella de una memoria que le permite en cada esquina, en cada
piedra, en cada árbol, en cada libro escrito, hallarse presente y mirarse como
un espejo. Y reconocer, como ya se ha dicho, que en esa preservación está el
ancla, la clave fundamental, la piedra angular de la subsistencia de un pueblo
que ha proclamado universalmente su derecho a existir, su derecho a ser, su
derecho a su propia identidad, a su propio carácter, a escribir su propio
destino, a salir hacia el mundo con sus propias determinaciones”. Solo con una
buena formación pueden enfrentarse los desafíos y complejidades actuales. De
esta manera queda plasmada su visión de futuro, que apuesta por la educación de
calidad como un principio base para el desarrollo de la sociedad contemporánea.
lgl/Habana Radio
0 Comentarios
Con su comentario usted colabora en la gestión de contenidos y a mejorar nuestro trabajo