Jóvenes de dos generaciones convergieron en una movilización que matizó una jornada diferente el pasado 11 de julio, entre trabajo agrícola y actividades culturales-recreativas transcurren los fines de semana.
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Como todos los fines de semana, el sábado último, estudiantes de la enseñanza media del municipio capitalino Boyeros dieron su decisivo aporte productivo en el organopónico Van Troy, de la UEB Fontanar.
En ese espacio agrícola boyerense, perteneciente a la Empresa Agropecuaria Metropolitana, se destinan los productos alimenticios que se cosechan al consumo social en dicho territorio, aunque igualmente tributa a otros municipios como Playa, Centro Habana y Plaza de la Revolución. Además, también cuenta con un punto de venta donde el consumidor ocasional puede acceder a una notable variedad de vegetales, casi siempre disponibles.
Cada año, a partir de octubre y hasta febrero, en la campaña de frío predominan cultivos como lechuga, acelga, col china, perejil, apio… y a partir de febrero llega la siembra de primavera (habichuela, quimbombó, berenjena, pepino…), lo cual asegura constantemente la eficiencia en los 168 canteros habilitados en el organopónico y, de paso, permite confirmar que la necesaria soberanía alimentaria no es una meta inalcanzable, sino un objetivo posible cuando el trabajo, la aplicación de una estrategia viable y el compromiso de trabajadores y colaboradores se articulan a favor del bien común.
VERANO: CULTURA Y RECREACIÓN…
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Y mientras unos aseguran gran parte de los nutrientes que no deben faltar en la mesa, otros garantizan otro alimento, también indispensable: el de la cultura en su más amplio concepto.
No muy lejos del organopónico Van Troi, en el parque José Martí, de Santiago de Las Vegas, decenas de niños acompañados por sus padres mostraron su talento artístico en manifestaciones como la danza, la música, las artes plásticas, el teatro y la literatura.
La suma de tanta sonrisa y virtud ineludiblemente derivó en una hermosa fiesta que, al decir de la directora municipal de cultura, Kenya Galán, es un acontecimiento que se repite cada fin de semana en ese espacio, donde simultáneamente se realizan presentaciones deportivas y recreativas como minifútbol, baloncesto, pelota a la mano, zancos, tensión de la soga, suiza, tenis…
Similares actividades también se efectuaron en el Centro Cultural Ada Elba Pérez, en el Reparto Abel Santamaría, del mismo territorio. Allí el colorido y el buen desempeño artístico se pudieron constatar lo mismo en una rueda de casino, como en la coreografía de una contagiosa conga santiaguera.
En ambos escenarios culturales los más pequeños de casa fueron protagonistas. Ellos recibieron aplausos y agasajos, y el resto recibió ese toque mágico, indescriptible y vital, que solo se percibe cuando el silencio se rinde, y complacido cede su sosegado reino a la bulliciosa sonrisa de muchos niños.
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