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En 26, por siempre Cuba

 

Foto: Omara García Mederos

A Cienfuegos, la ciudad que llaman la Perla, como la cantó el gran Benny Moré, llegó la celebración del 26 de julio luego de dos años de sobresaltos, partidas antes de tiempo y virus mortal que atacó el mundo.

Los 69 años de la mañana de la Santa Ana, cuando Fidel, “profeta de la aurora”, asaltó la madrugada y la fortaleza militar de Santiago de Cuba, no quedaron esta vez de manera virtual. Los hijos de la tierra al Sur de Cuba también madrugaron para rendir homenaje, para acompañar a Raúl, para escuchar a Díaz-Canel en un discurso contundente, como los tiempos.


A la historia dedicó sus palabras, Fidel fue el primero en llegar, como siempre, en este 26 de julio multiplicado en caras jóvenes, en manos obreras, en los amigos de la solidaridad que rompen barreras y desafían el bloqueo para compartir lo que tienen.


Los cienfuegueros trabajaron duro, se hicieron dignos acreedores del reconocimiento, se metieron en los barrios, arreglaron viviendas, construyeron otras, beneficiaron vías, repararon e inauguraron, exhiben cifras halagüeñas a pesar de carencias y bloqueo.


El Presidente de Cuba recordó el heroísmo de los jóvenes de la Generación del Centenario, la situación en el país en aquel 1953 cuando la mayoría desposeída moría por enfermedades perfectamente curables, andaban en la calles enfermos, hambrientos y desamparados muchos niños, las mujeres en desventajas, los negros discriminados y los campesinos sin tierras…


Cienfuegos esta mañana enseñó sus galas roji-negras, y en el arte la rebeldía de un pueblo que resiste frente a un enemigo arcaico, empecinado en truncar sueños sin lograrlo, porque un 26 fue el culpable de un enero, y de un Girón de abril y de un octubre, y de todo cuánto intentaron y fracasaron.


Entre canas recién peinadas, barbas ralas, manos curtidas, ojos enrojecidos y brazos fuertes andaban Boris Luis; Renato; Abel; Haydeé; Melba, cienfueguera eterna; Gómez García, el poeta; ellos los Héroes que te acompañan como dijo el otro poeta, trovador, que volvió en el coro perfecto como una bala en centro del combate.


“Nos interesa impedir que el pasado vuelva; el futuro no puede ser el pasado; sería el retorno a un baño de sangre, al odio que solo la Revolución transformó para siempre”; afirmó Díaz-Canel, una verdad incuestionable.


Por eso el himno de Agustín, el que cantaron al tirano en la cárcel de Isla de Pinos, 69 años después tronó en la mañana de la Santa Ana en Cienfuegos, Díaz-Canel, de la mano de Raúl y Ramiro, asaltantes de la historia Patria, en gesto simbólico ratificaron que en Cuba siempre es 26.


Bárbara Vasallo


amss/Tomado de la Agencia Cubana de Noticias

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