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En defensa de la Revolución por siempre

Han transcurrido sesenta y cuatro años desde la histórica noche cuando frente a la terraza norte del Palacio Presidencial una muchedumbre recibía al líder de entonces y de siempre, que uniformado con el color del olivo pocos días antes había hablado en nombre de nuestro pueblo en la Asamblea General de las Naciones Unidas. 

La noche del 28 de septiembre de 1960, más un millón de personas se encontraban congregados frente al Palacio Presidencial (hoy Museo de la Revolución) y escuchaban la intervención de Fidel Castro Ruz, entonces primer ministro. Foto Tomada del diario Digital 5 de septiembre

Texto Rosa Pérez López

Esa fue una noche de patrióticos clamores, que se hicieron mucho más intensos tras el estallido de unos petardos que no lograron dispersar la multitud, sino fortalecieron su unidad y su compromiso de defender en cada porción de nuestra patria el proyecto social más humano y justo que habían conocido los cubanos.

Nacían en ese momento -y por un reclamo de Fidel- los Comités de Defensa de la Revolución. La más numerosa organización de masas de nuestro país, que desde aquel 28 de septiembre de 1960 ha escrito infinidad de páginas gloriosas a ras de calle: justamente allí donde la obra revolucionaria más ha precisado del concurso de los millones de hombres y mujeres que la han hecho posible.

Porque todo comenzó a ser diferente a partir de aquel 28 de septiembre que convirtió en trinchera cada madrugada insomne, a fuerza de patriotismo y sorbos de café. Y a partir de entonces hubo amaneceres de venas generosas ofreciendo su sangre para salvar vidas.

Y mañanas de vacunas antipolio protegiendo la esperanza; y mediodías de faenas compartidas a partes iguales entre el sudor, las escobas, los rastrillos y el deber de hacer más hermoso el más cercano y entrañable pedacito de país; y jornadas enteras de solidario y constante apoyo a los más vulnerables durante la pandemia.

Foto tomada del perfil en X de CDR Cuba







 

Y todo eso y mucho más ha sido cumplir cabal y honrosamente la misión encomendada a todo un pueblo por nuestro eterno líder la noche del 28 de septiembre de 1960. Ni más ni menos defender en cada rincón de Cuba -aun en las más adversas circunstancias- la invencible obra de la Revolución.

YVL

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