Leones y Avispas sellaron su partido cuando llegó la lluvia en el noveno episodio con el marcador igualado a dos. Este sábado, si las inclemencias del tiempo lo permiten, se jugará doble cartelera
Leones y Avispas sellaron la víspera su partido, cuando llegó la lluvia al estadio Latinoamericano en el noveno episodio con el marcador igualado a dos anotaciones.
Más allá de la imagen surrealista de Santiago de Cuba como home-club en el Coloso del Cerro y con la mayoría del público a su favor, el pleito se vio empañado por pifias al campo que costaron carreras y una equivocación en el conteo del árbitro principal que provocó la expulsión del mentor oriental.
Gran trabajo monticular de Rafael Orlando
Perdomo al permitir solo una limpia en siete episodios y de Alberto
Bisset, quien a pura maña lanzó 5.2 entradas inmaculadas, condimentaron
el Clásico.
Las carreras capitalinas, a la cuenta del relevista Yoendrys Montero, fueron remolcadas por sendos tubeyes de Alberto Calderón y Yasiel Santoya y las de los indómitos por cañonazo de Yoelquis Guibert y doblete de Alexander Llanes.
Curiosa la utilización como receptor en el último tercio de juego del torpedero azul Ángel Hechavarria, ante las indisposiciones de los enmascarados Oscar Valdés y Pedro Roque, víctimas desde hace días del famoso virus que ha atacado a varios peloteros.
Este sábado, si las inclemencias del tiempo lo permiten, se jugará doble cartelera a partir de las 10.00 a.m.
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