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En TRADEX, cero luces encendidas



 Texto y foto: Ricardo R. Gómez Rodríguez

Era mediodía en una jornada laboral. Al salir de la escuela, el equipo de prensa quiso comprobar si se están cumpliendo las orientaciones para ese horario, impartidas a instituciones y centros laborales.

De forma inesperada llegamos a la
Empresa Proveedora General del Transporte (TRADEX), ubicada en Nuevo Vedado, municipio de Plaza de la Revolución.

Estaba completamente apagada.

Juan Alberto Llilar González, el especialista principal de Logística, señaló que la entidad permanece así, siempre,  desde las once de la mañana y hasta la una de la tarde. También pasan por las oficinas después de las cuatro y media, para comprobar que los aires acondicionados y demás dispositivos estén desconectados.

Explicó cómo durante el mediodía aprovechan para almorzar, o hacer labores de taller y mantenimiento a los vehículos.

Diseñó la estrategia dirigida a garantizar el trabajo a distancia. Se incluye el personal con facilidades de tener equipos computadorizados en sus hogares, o aquellas personas a quienes orientan tramitar documentos.

Durante todo el año chequean el plan de consumo, e incluso, tienen ahorros acumulados, en relación con la asignación de energía.

Las acciones aplicadas en TRADEX, tienen como fin, desplazar cargas fuera de los llamados horarios picos, es decir, de los momentos de mayor demanda, porque las familias llegan a sus casas, encienden ventiladores, cocinas, ollas…

En la etapa actual, es imprescindible ver el ahorro como una  necesidad vital.

Los medios de comunicación informan de permanentes gestiones de integrantes del Ministerio de Energía y Minas, para garantizar el servicio.

Pero las centrales generadoras tienen varios años de explotación y reclaman mantenimientos periódicos. Para hacerlos, dejan de funcionar y eso afecta la generación.

El clima tampoco ayuda mucho. Aunque en las últimas jornadas las lluvias vinieron a calmar un poco las extremadamente altas temperaturas, incluso con récords históricos, el calor es aplacado mediante equipos de aire acondicionado. Esos son los de mayor consumo en espacios residenciales y centros laborales.

Ante la incapacidad del país de aportar la energía demandada, ocurren los molestos apagones. Por suerte existen “domadores” de esos indeseables momentos. Entre ellos las personas mencionadas en este reporte. 

El ejemplo de las instituciones y colectivos de trabajo, pudiera replicarse, quizás no con tanto rigor, a restaurantes, cafeterías y negocios privados.

Ese sector es tildado ahora de alto consumidor.

El rol de las familias, es esencial: los cubanos hemos aprendido, por las dificultades económicas, a ahorrar casi de todo. Sin embargo somos derrochadores de recursos vitales. Tal es el caso de la electricidad y el agua.

A pesar de que las tarifas a pagar por esos últimos, son superiores a etapas precedentes, las mismas califican como bajas, si tenemos en cuenta las de cualquier otro país.

Debemos educarnos, e instruir a las nuevas generaciones en la costumbre de que ahorrar, deviene necesidad, agradecida por Cuba, pero también capaz de gratificar nuestros bolsillos. 

nyr


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