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Don Quijote de La Alhambra

 El Quijote que llegó al escenario de la sala García Lorca del Palacio de Congresos de Granada baila con un toque diferente, más de Caribe que de Mediterráneo

Los bailarines dedicaron la actuación de Granada a la maestra Ramona de Saá. Foto: Ahmed Piñeiro Fernández
La brisa nocturna en Granada tiene el olor de las naranjas, el jazmín y la piedra rojiza de la Alhambra. Lleva consigo el sonido seductor de una guitarra flamenca y del repique de los tacones de una bailaora. De repente, interrumpe el ritmo gitano de la noche granadina el paso silencioso de un hidalgo de triste figura, que avanza de puntillas y al hablar, en vez de sonar como alguien de La Mancha, lo hace con acento cubano.

El Quijote que llegó al escenario de la sala García Lorca del Palacio de Congresos de Granada baila con un toque diferente, más de Caribe que de Mediterráneo. No resulta raro, porque quienes interpretan esta versión del ballet clásico Don Quijote de La Mancha es el Ballet Nacional de Cuba (BNC), Patrimonio Cultural de la Nación. Se trata de la quinta parada de la compañía en su actual gira por España, después de haber visitado Oviedo (Asturias), Toledo, San Lorenzo de El Escorial y Móstoles (Madrid).

La coreografía presentada difiere de la original de 1869, pues se trata de la adaptación concebida por Alicia Alonso y las coreógrafas Marta García y María Elena Llorente. La puesta en escena dirigida por Viengsay Valdés, reunió en el escenario a  algunas de las primerísimas figuras del ballet actual cubano, como Yankiel Vázquez, Grettel Morejón, Annet Delgado y Dani Hernández.

No se trata ni por asomo de la primera vez que el BNC actúa en tierra granadina, pues es un escenario habitual dentro de sus giras por España, habiéndose presentado aquí en fechas similares durante 2023. Pero las conexiones entre el conjunto y la antigua capital del reino nazarí y último bastión musulmán del territorio, conquistado finalmente en 1492, no se limitan a las veces que han bailado allí; pues la sala principal del teatro que sirve de sede a la compañía, el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, lleva el nombre del más reconocido poeta granadino: Federico García Lorca.

La etapa primaveral parece avivar la ciudad; la cubre de flores mientras derrite las nieves de la sierra y la subida de las temperaturas incentiva la visita de miles de turistas. En esta época tan única, la primera bailarina Grettel Morejón, nos cuenta que Granada es su ciudad favorita de España: «Por la historia que la envuelve, por la Alhambra, por toda el aura que tiene la ciudad».

La artista, una de las protagonistas de la noche, comenta sobre su experiencia en suelo español que: «El público español es por lo general muy grato. Uno siente empatía desde que está en el escenario, sin haber llegado a los aplausos sentimos que conectamos muy bien con ellos. Es un público que conoce la compañía, o por lo menos que reconoce el eco de los bailarines de otros tiempos».

«La versión de Don Quijote del BNC es distintiva, primeramente, porque la bailan los cubanos. Tenemos una escuela que sincretiza con el ballet las maneras de moverse del cubano y el resultado es una versión donde los bailarines se mueven diferente en escena, bailan con su sal propia, con un canon estético adaptado a nuestra cultura y naturaleza. Pienso que nuestra obra conecta muy bien, especialmente con el público español con quien tenemos tantos nexos culturales directos», cuenta Morejón sobre la obra interpretada en Granada este 17 de abril.

La única noche del BNC en Granada cierra con la emoción que pocas ciudades del mundo logran transmitir, esa que enamora a poetas y trovadores, que impulsa a crear, a escribir, bailar o cantar mientras el cuerpo resista. La caída del telón entre los aplausos del público de pie son la voz de la ciudad, que abraza a los bailarines y los invita a volver pronto.

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