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«Cuba con su música ha hecho feliz al mundo»

 

Foto: Cortesía del entrevistado

Cada día es un preámbulo de los preparativos para el concierto de Estrellas de Buenavista y más, en su presentación mundial, en la Sala Covarrubías del Teatro Nacional, el próximo 22 de enero, en el cual estarán presentes –como invitados- exponentes destacados de la nueva generación de soneros.

Dialogar con el maestro Pancho Amat, en exclusiva para Tribuna de La Habana, nos permite acercarnos al quehacer de uno de los referentes de la música cubana tradicional, no solo como virtuoso en el dominio del Tres, como instrumento de cuerdas, sino su potencial creativo, intelectual y capacidad para dirigir una agrupación que marca pautas en la preservación del legado de la música tradicional cubana.

-¿Cómo calificaría la influencia del Cabildo del Son, en un escenario permeado por fusiones de corrientes musicales que destinadas a un mercado más que a la continuidad de las tradiciones de la música cubana?

-Las presentaciones del Cabildo siempre reitero que nuestras intenciones son sonear la Trova y Trovar el son. Entonces, el Son en su decursar ha asumido mucho el canto de la Trova. Fíjate que las canciones soneras aquellas de los Septetos y Sextetos, se hacían a dos voces, como mismo se hace la canción tradicional cubana: la Trova Santiaguera.

“Y por otra parte, las canciones, también, en algún momento, llevadas al público bailador, necesitaron incorporar –después de ser interpretadas- de un montuno, un estribillo para hacerlas quizás más gozonas, más adaptadas a los sitios aquellos donde acudía la gente para escuchar y bailar.

“Nosotros vamos trabajando, usando la Trova y el Son; teniendo en cuenta que las raíces fundamentales de nosotros se transparenten. No quiere decir que nos dediquemos a realizar un trabajo museable de la música cubana; no es exactamente de Museo; pero sí es una música que cuando la escuchas, quedan claros los puntos de origen. “Por otra parte, cuidamos mucho los textos. La Trova pues siempre fue muy cercana al mundo de la literatura, de la poesía y así, hasta las canciones que hacemos, los sones un poco picarescos, llenos de costumbrismo, de frases populares, siempre intentamos vestirlos del buen hablar, del buen idioma.
“Entonces, de alguna manera esta es la manera la forma que tenemos de presentarnos ante el público y ahora mismo, no solo nosotros (El Cabildo del Son) todos los que estamos interesados en hacer una labor de respeto por las tradiciones y de respeto –incluso- por el idioma y de la cotidianidad, lo humano…, no nos parecemos a lo que comienza a imperar y ponerse de “moda”.

“Se pone de moda por un interés básicamente comercial. Los que se dedican a hacer esa música, no creo –y soy absolutamente franco- no creo que haya una necesidad espiritual, de hacer un arte a profundidad, algo que satisfaga, hacer una música hermosa…

El arte, precisamente, es la manera de decir lo cotidiano, con la hermosura. No creo que la hermosura, prime por ningún lugar. No observo que hay interés, en ese sentido.

“Lamentablemente, tiene un caldo de cultivo importante. A veces cuando vemos estas cosas que pasan, cómo proliferan, objetos musicales (si se quiere) porque se apoyan en la música para transmitirse, pensamos en la debilidad de los organismos que se encargan de difundir la música, si ves dentro del mundo de los compositores, de los músicos, en sentido general, es donde menos esta música o seudomúsica, tiene raíces. Los que la hacen, es por su cuenta; aprovechan un poco las redes (sociales de la Internet), es por ahí por donde se comunican.

“Pones la radio y la televisión y no ves esos disparates que andan por ahí, que afloran en cualquier lugar, no solo en Cuba, sino en el mundo. Hay comisiones de censura en esos países, por ahí. Tu cambias de un canal a otro y no lo ves. Las comisiones de censura lo tienen prohibido; sin embargo, en la calle de alguna manera, tiene una presencia notable. Esto de las redes, es una granada de mano, en las manos de gente que no tienen talento artístico, interés cultural; por decir lo más cercano para catalogarlo con los elementos más cercanos al arte, les falta humanidad, muestran una falta de respeto por la sociedad.

Foto: RSM

“El Cabildo pretende hacer una música agradable, llegar al público. No tengo experiencia de ir a un concierto mío y que la gente se levante y se vaya. Todo lo contrario, el que pasa entra y se queda y disfruta. Se cantan canciones que es poesía, musicalizada; o se cantan canciones en las cuales intentamos acercarnos a la poesía o un refrán popular. No creo que debemos llegar esto (a la banalidad) para acercarte al público.

“Si el asunto es acercarse al público, que no hay porque subestimar, a la hora de hacer el arte, debes tener en cuenta lo que estás haciendo y de qué manera el público lo va a recibir. Debes tener en cuenta el gusto popular, o la capacidad del pueblo, en un momento determinado, para entender el mensaje.

“Cuando yo estudiaba pedagogía, mi profesor de didáctica de la física, me tenía prohibido decirle a los alumnos: ¿Entendieron? Debía decir: ¿Me hice entender? Porque según Bertor Bret, la falta de respeto más grande con el público es subestimar su inteligencia. No hay que llegar a la chusmería y a la falta de respeto para hacer una música que la gente supuestamente entienda”

-En su definición del concepto de Cultura usted muestra una gran preocupación por la identidad y la cubanía. Así lo refrendó en un pequeño spot, sobre el tema, en la TV, hace poco más de dos años, en plena pandemia de Covid 19. ¿Considera que se avanza o retrocede?

-Ahora mismo no tengo la respuesta. Debería saber qué es lo que se transmite, estudiar, lo que sí está seguro es que se lucha, los que intentamos defender la cultura, los buenos modales y la autenticidad de nuestra música, trabajamos con ahínco, con amor, porque de alguna manera nos sentimos agredidos. Que se lucha, puedes estar seguro.

-Existe una línea de trabajo que enlaza cada etapa de su trabajo en diferentes agrupaciones musicales. Manguaré, con una marcada influencia de la música sudamericana, el trabajo con Adalberto y su Son, que muestra un punto ascendente de esa labor hasta lo que defiende el Cabildo del Son. ¿De hecho ese nombre resume el concepto de fortaleza para proteger la autenticidad del Son? ¿El Son como parte imprescindible y evolutiva de la música cubana?

-Manguaré estuvo presente en diciembre de 1972, cuando se fundó la Nueva Trova. Nacíamos prácticamente nosotros como agrupación y nacía también yo como artista. Tuve la suerte de estar allí, de conocer a los grandes de la canción cubana. Eso dejó en mí, una huella. Ya tenía la inquietud. Una cosa es tener la inquietud y otra estar al lado de esos grandes que alimentaron la inquietud, que confirmaron el por qué pensabas de la manera que pensabas.

“Y escogí un camino que cuanto a la manera de hacer la música, el Son y la Trova, si recuerdas el Manguaré de aquellos años, las canciones que interpretábamos en el Concurso Adolfo Guzmán, eran canciones trovadorescas, donde el mundo de la Trova, soneada. Desde entonces vengo con el concepto.

“Después colaboré con Adalberto y su banda, por un tiempo. Adalberto posiblemente sea el más trovador de los soneros que hacían la música bailable. O sea, que teníamos una empatía muy grande.

“Te voy a contar de dónde nace el nombre del Cabildo del Son. Eso nunca me lo habían preguntado. Resulta que estaba armando el proyecto, sentado en mi casa, y llega un amigo de San Antonio de los Baños, que ya murió, que era babalao, muy amigo mío, Mundito, un ser humano extraordinario y me dice: ¿Pancho cuándo vas a Güira (de Melena, actual provincia de Artemisa)? Ya vivía yo en La Habana. Le respondo que el domingo. Me dice: Pasa por casa que vamos a tener una reunión del Cabildo. ¿Cómo del Cabildo?, respondo. Sí, sí, en torno a la cultura africana, agrega. Pero yo no soy precisamente, un profesante directo, digo. Lo que hacemos no es algo litúrgico, es todo lo contrario, lo que hacemos es una reunión, ratifica.

“Cuando llegué, estaban allí; pero también el primo, el tío, el familiar que no eran religiosos de la cofradía, y hacían una fiesta, una música profana de raíz africana. Le pregunté: ¿Cuál es la intensión? Y respondió: Que la tradición no se pierda. Entonces me dije, caramba lo que estoy haciendo es un Cabildo; pero del Son. Y la intención es que vengan muchachos jóvenes y la tradición no se muera. De ahí salió el nombre de nuestra agrupación”.

-Estrellas del Buena Vista y más. ¿Un nuevo punto de partida en el trabajo que realizas para la preservación de la música tradicional cubana y muestra de su capacidad evolutiva?

-El lunes 22, a las ocho de la noche, en la Sala Covarrubías, del Teatro Nacional, podrán ver –como de alguna manera- te recuerda la sonoridad de estas Estrellas del Buenavista y más, con la etapa del Pancho Manguaré o la etapa Pancho Adalberto…

“¡Hombre no tuve que salir a buscar, no me costó mucho esfuerzo!, de que se transparentara mi personalidad. Es que Estrellas de Buenavista y más se nutre de lo que yo me he nutrido y respetado toda la vida: las esencias de la música cubana y la Trova cubana. Lo único que están pancheadas, están concebidas -un poco estéticamente-, concepto de los coros, cantar a dúo, poner bien de manifiesto un poco de más trabajo vocal, acercarme a una sonoridad un poco más contemporánea -que lo que pudo haber hecho Buenavista en su momento. En fin, en todo caso, el maquillaje, puede estar a lo Pancho; pero la materia prima, en este caso, que la del Buenavista, es la misma materia prima de Adalberto y la de Manguaré: las esencias de la música cubana, las raíces de la música cubana, donde se transparenta siempre la personalidad de cada cual.

“Vamos a tener un concierto donde, con este proyecto Estrellas de Buenavista y más, el público entienda que cuando escuche algo que le recuerda a Buenavista, está hecho con toda intención. Pero cuando escuche algo que sí, se conecte con ese sonido del Buenavista, sienta que escucha algo diferente y ese el más del cual estamos hablando.

“Tenemos el mismo punto de partida, defendemos el mismo concepto, los mismos principios estéticos, pero obviamente, siempre se pondrá de manifiesto la personalidad de cada cual. Decía un gran investigador cubano, Leonardo Acosta: “A veces cuando se habla de un compositor, de un gran interprete, se le da todo el valor…, se generaliza que el valor de la obra de él, se concibió por su talento y por su gestión y no es así.

“Si tú quieres tocar la música al estilo del Septeto de Ignacio Piñeiro, tienes que ver cómo tocaba Lázaro Herrera la trompeta -que tenía una manera muy particular de tocar la trompeta. Si quieres tocar al estilo de Arsenio Rodríguez, ya no puedes tocar el bongó como se tocaba en el Septeto de Ignacio Piñeiro.

“Nosotros cuando hacemos una canción al estilo del Septeto de Ignacio Piñeiro, pues respetamos el punto de partida que es muy rico además, eso no hay que modificarlo, a mi modo de ver, tiene una riqueza tremenda, lo que hay que adentrarse, hacer un estudio a profundidad de esa riqueza y ponerla de manifiesto. Y cuando haces una canción de Arsenio, pues igual. Y cuando quieres que una canción de Arsenio -que tiene un solo de tres-, suene como él, tienes que tocar como Arsenio que tenía una manera muy particular. “Yo intento hacerlo, pero nunca podré hacerlo exactamente como aquel músico que vivió cincuenta años antes que yo, pero sí vas a encontrar recursos, esquemas que usaba Arsenio, que yo utilizo, que siento que hacen legítimo mi manera de tocar cuando enfoco a Arsenio.

“En ese concierto vamos a tener sorpresas. Adelanto los invitados: Mayito Rivera, Alaín Pérez, María Victoria Rodríguez… Fíjate, nuevos intérpretes, nuevos soneros, pero seguidores de las huellas de Chapotín, de Celina González, Arsenio Rodríguez, de Matamoros, que deje de manifiesto bien, la continuidad de la música cubana, que ha existido siempre.

“Y pienso que con intérpretes -como estos jóvenes- está asegurado el porvenir. ¿Te das cuenta? Se lucha. Se sigue insistiendo, seguimos trabajando, porque además es un reclamo doble: de los que nos legaron esta música y es un reclamo del mundo. Antes ibas a tocar a Mongolia y te decían: lleva los instrumentos porque un ulan bator no hay tumbadora. Ahora llegas Ulán Bator, a Tailandia, a Polonia y no tienes que llevar esos instrumentos, porque hay tumbadora y bongós.

“Cuba con su música ha hecho feliz al mundo y el mundo espera de los cubanos que le lleven su música. Que alegría para los cubanos en este mundo tan convulso, tener una herramienta que una, que genere amistad y satisfacción espiritual para la humanidad”.

nyr/Tribuna de La Habana :

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