El legado del máximo líder Fidel Castro Ruz está presente con intensidad en el desarrollo del arte y la cultura en Cuba. Su impronta está por doquier a lo largo y ancho del territorio.

Consideró a la Cultura como una de las mayores fortalezas de la nación, la unidad en torno a la identidad y las tradiciones representaron para él la columna vertebral en defensa de la soberanía de la Patria.

Fidel fue el principal artífice de la masificación de la cultura en la Isla, su capacidad como comunicador y estratega contribuyó al vertiginoso avance de importantes ramas del saber.

En “Palabras a los intelectuales” del 30 de junio de 1961 se puso de manifiesto la política cultural de la Revolución. Este histórico documento resultó el producto de un extraordinario e impactante discurso ofrecido por Fidel, en un contexto complejo de asedio imperial y fomento de elementos contrarrevolucionarios que intentaban desunir y quebrantar el núcleo principal de la cultura nacional, sus intelectuales.

Foto: Tomada de Prensa Latina

Y durante ese encuentro el líder acotó; “la Revolución no puede pretender asfixiar el arte o la cultura, cuando una de las metas y uno de los propósitos fundamentales de la Revolución es desarrollar el arte y la cultura, precisamente para que el arte y la cultura lleguen a ser un verdadero patrimonio del pueblo”.

Como ávido lector también, Fidel estimuló la práctica de la lectura en la sociedad, y sobre ello refirió; al pueblo no le decimos cree, le decimos, lee.

Con la certera guía del Comandante en Jefe, el proceso de emancipación cultural fue consolidándose y surgieron estructuras esenciales para sustentarlo, entre éstas; el ICAIC, la Casa de las Américas, el Sistema de Escuelas de Arte, el Ballet Nacional de Cuba, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, y posteriormente para las jóvenes generaciones se creó la Asociación Hermanos Saíz, AHS.

También se comenzaron a erigir módulos culturales en las localidades, provincias y municipios, aspectos estos que coadyuvaron a incentivar la participación popular en las diversas manifestaciones del arte.

La Mayor de las Antillas alcanzó desarrollar un novedoso sistema social y cultural, el cual erradicaría los privilegios de la otrora oligarquía, clases de poder con acceso exclusivo a determinados proyectos e instituciones de la Cultura. Y con el proceso revolucionario esta importante rama del conocimiento se universalizó y puso al servicio de los trabajadores, campesinos, estudiantes, amas de casa, población en general, sin distinción por procedencia, credo, ni raza.

Las matrículas en todas las escuelas de arte y en las diferentes manifestaciones instituidas, creció. Hoy son miles los ciudadanos que optan por esas posibilidades para incrementar su acervo cultural.

Foto: Cubarte

Fidel enfatizó en la formación de instructores de arte, diseminándolos desde entonces por toda la geografía cubana. Esa visión ha permitido que niños, adolescentes y jóvenes de cada uno de los niveles de enseñanza cuenten con conocimientos elementales para futuras vocaciones artísticas y también literarias, y al mismo tiempo promovió la cultura comunitaria para satisfacer necesidades espirituales, estéticas, e intereses de la población.

La cultura cubana es reconocida internacionalmente por organismos de Naciones Unidas como la UNESCO, y es además referente mundial por sus estilos tradicionales, la profesionalidad de sus artistas y la influencia de su música, bailes y expresiones patrimoniales. La esencia de la cubanía junto al legado del máximo líder está presentes en cada manifestación cultural de la Isla.

nyr/Tribuna de La Habana