«Los cubanos aprendimos a defender la causa palestina a partir de la visión internacionalista y humanista del líder histórico de nuestra Revolución, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, que siempre fue un amigo de Palestina»
María habló con voz quebrada. A sus 22 años, ha sido testigo de cuatro guerras en su país, Palestina. «En Gaza, las madres llevan a sus hijos dos veces: una en sus vientres, y luego en sus mortajas».
María contó que su madre le ha pedido que siga con sus estudios en Cuba, que no se rinda, que la Medicina es el trabajo más noble del mundo. «Levanta tu nombre y el de Palestina».
En el Salón Portocarrero, del Palacio de la Revolución, todas las intervenciones conmovían. Como dos pueblos enteros que conversan, estaba de un lado Palestina, en la presencia de 144 estudiantes; del otro, Cuba, representada por su Presidente, Díaz-Canel, y por el primer ministro Manuel Marrero; el secretario de Organización del Comité Central del Partido, Roberto Morales, y el canciller Bruno Rodríguez –los tres miembros del Buró Político–, entre otras autoridades.
A los jóvenes palestinos les temblaban en las manos las hojas con sus notas; algunos hablaban desde el lamento puro, desde la angustia; uno hizo una pausa larga, de silencio adolorido, y se disculpó. El salón parecía quedar atrapado, por instantes, en una lágrima gigantesca.
Alguien contó que el joven médico formado en Cuba, que el Noticiero mostró hablando desde Gaza, y que exclamó: «morir por la Patria es vivir», está vivo y dando la batalla por sus compatriotas; y Mohammed Ahmed Zannoun, quien lleva nueve meses aquí, narró que él y sus amigos no pueden dejar pasar el día sin hablar con sus familias. «¿Qué quieren los palestinos de la vida?: necesitamos vivir en una patria libre, sin guerra, nada más».
Cifras desgarradoras, sobre Gaza, compartió el embajador Akram Samhan: 11 470 fallecidos, de ellos, 4 710 niños; 29 000 heridos; todos los hospitales de la zona norte sin funcionar; más de 200 trabajadores de la Salud han muerto; 1,6 millones de desplazados; el 53 % de las viviendas destruidas parcial o totalmente…
Fiel a la historia, que es testigo de la cercanía entre nuestros pueblos, Díaz-Canel extendió un abrazo a los estudiantes: «Ustedes, son los hermanos de nuestros hijos. Palestina siempre podrá contar con Cuba».
Evocó entonces a los de esa tierra querida que compartieron un aula universitaria con él; se preguntó cómo estarán, qué estarán haciendo, y recordó al Che Guevara, su convicción de que al imperialismo no se le puede dar oportunidad, pues maniobra y es cómplice de toda la barbarie de estos días.
«Los cubanos –rememoró– aprendimos a defender la causa palestina a partir de la visión internacionalista y humanista del líder histórico de nuestra Revolución, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, que siempre fue un amigo de Palestina».
Ante los estudiantes, reiteró la posición de principios de la Mayor de las Antillas, «favorable a una solución amplia, justa y duradera para el conflicto israelí-palestino, sobre la base de la creación de dos Estados, que permita al pueblo palestino ejercer el derecho a la libre determinación, y a disponer de un Estado independiente y soberano, en las fronteras anteriores a 1967, con Jerusalén Oriental como su capital, y que garantice el derecho al retorno de los refugiados. Por eso vamos a luchar junto a ustedes de manera fehaciente, firme y enérgica».
Antes de irse, junto a ellos, a la cercana Plaza de la Revolución, donde clamarían por el cese el fuego en la tierra árabe, mediante el canto y una música de paz, el Presidente les aseguró a los jóvenes: «No estaremos entre los indiferentes. Condenamos en los términos más enérgicos el genocidio de Israel. Ustedes estudian en Cuba representando a Palestina, y nosotros estaremos con ustedes para que cumplan esos sueños, y en el futuro puedan apoyar más a su país.
«Como dijera Fidel, es tiempo de poner fin a la filosofía del despojo, para que muera, por falta de incentivos, la filosofía de la guerra».
