El acto de recordación por los 155 años del inicio de nuestras guerras independentistas, tuvo lugar la mañana de este lunes en áreas de la Plaza de Armas del municipio capitalino de La Habana Vieja. Frente a la estatua del procer de la independencia Carlos Manuel de Céspedes, fueron depositadas ofrendas florales de los máximos dirigentes de la Revolución cubana.
Presidieron la actividad, el General(r) Ulises Rosales del Toro; el Coronel (r) Víctor Dreke, presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC); Roylán Rodríguez Barbán, miembro del Comité Provincial del Partido; Jesús Otamendi Campos, vicegobernador en la ciudad; el Dr Eduardo Torres Cuevas, presidente de la Academia de Historia, así como otras autoridades del territorio y la provincia.
Rafael Acosta de Arriba tuvo a su cargo las palabras resumen, donde hizo una valoración de los sucesos acaecidos ese 10 de octubre de 1868 en el ingenio Demajagua, donde tuvo lugar el levantamiento inicial de nuestras guerras independentistas, lideradas por Carlos Manuel de Céspedes.
Destacó que el 9 de octubre desde horas muy tempranas, decenas de personas comenzaron a arribar al ingenio Demajagua. El motivo de la concentración estaba claro para la mayoría de los convocados: insurreccionarse contra el poder colonial en la Isla.
Afuera en el descampado, no se duerme, en pocas horas esos hombres desafiarán al poderío militar de la colonia. Es decir, harán historia.
En la mañana del día 10, los Figueredo, Calvar, Aguilera, Izaguirre, Masó, Codina, Hal, Tamayo y otros apellidos ilustres de la zona, más la dotación de esclavos rodean al hombre centro de la reunión, quien se dirige a los reunidos a viva voz y les explica el propósito de la convocatoria y otorga la libertad a los esclavos, a los que invita a incorporarse a la hombrada.
Tiempo después, Céspedes le expresa a una mujer negra que lo llama por los apelativos de presidente y amo, " Yo no soy ni tu presidente ni tu amo, yo soy tu hermano".
El aporte fundamental del pensamiento político de Céspedes, fue la nueva calidad que le confirió a la categoría independencia nacional. El abolicionismo que lo animó, su abierta política de ascenso de libertos y esclavos emancipados a los más altos grados del Ejército Libertador.
La gesta liberadora del 68 fue nuestro primer esfuerzo serio por acceder a la modernidad de la que nos privaba el estatus colonial. El movimiento de ideas dejó de ser un asunto de gabinete para convertirse en la acción de miles de hombres que lo sacrificaron todo, hasta sus vidas, por defender sus preceptos y llevarlos a su consumación definitiva.
La revolución del 68 emancipó de las rejas a las ideas y le entregó a la posterior dirección revolucionaria la ideología independentista como formidable instrumento de agitación y combate político.
Tras finalizar el acto, este lunes, se realizó la presentación del libro Los silencios quebrados de San Lorenzo en su cuarta edición, de Rafael Acosta de Arriba, presentado por Joel Cordoví Núñez, presidente del Instituto de Historia de Cuba.
0 Comentarios
Con su comentario usted colabora en la gestión de contenidos y a mejorar nuestro trabajo