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Arte que alienta y alerta

 

Desde aceras, corredores, muros, ventanas, desde la calle empolvada, espontáneos aplausos acompañaban, y a intervalos interrumpían, la presentación. Foto: José LLamos Camejo


El regalo inicial llegó bajo un sol con apariencia de mediodía, aunque eran apenas las 10 y 22 minutos de la mañana. Las cuerdas de la guitarra y la voz de Leynier Verdecia armonizaban develadoras.
 
Certezas e incertidumbres, sueños y desatinos en un pedazo de trova insurrecta, en Este planeta loco, una canción “pa’ que se vaya lo malo”, calificada así por su autor, la que, “nacida del amor a nuestros seres queridos”, viene a alertar y alentar a los que habitan este barrio guantanamero, marcado por la estrechez de los años difíciles.
 
Dos horas de una luz distinta, de arte sano y edificante en un tramo de calle periférica. Sesenta minutos de cultural oasis en la adyacencia de una urbe asediada por tantos cotidianos inconvenientes, entre ellos las temperaturas, cuyos saltos por estos días estivales emulan en progresión a las planetarias marcas de nuestro Sotomayor.
 
Restauradora llegó la descarga, en las gargantas de un cuarteto de melenudos, guitarras a cuesta; en la poesía de varios jóvenes escritores, y en el buen hacer de instructores de arte. Los trajo la Asociación Hermanos Saíz (AHS), madre y sostén de la Jornada de la Canción Política, que transita ya su edición 47. Y parecieron fugaces los 60 minutos en esta, la barriada más próxima al saliente del sol de la ciudad orgullo y pesebre del poeta Regino Eladio Boti Barreriro.
 
Un convite de bardos, literatos, declamadores, entre estos últimos, bailarines de la anfitriona comparsa del Ranchón de Covango (proyecto comunitario local), y el declamador de ocho años, que hizo vibrar con la expresividad y la fuerza de su poema: el pasaporte, hijo del papel y la tinta, con mi naturaleza no cuadra / ciudadano no, soy cubano, una pasión que camina / por eso no me entienden algunos.
 
Desde aceras, corredores, muros, ventanas, desde la calle empolvada, espontáneos aplausos acompañaban y a intervalos interrumpían la presentación. El arcoíris humano iba desde los cinco años de la pequeña Gabhy Alejandra, quien, celular en mano intentaba grabar un pedazo del emotivo espectáculo, para llevárselo a casa, hasta los 95 almanaques de Rosa Delia Lafargue, quien desde un portal batía palmas y regalaba sonrisas.
 
Yanko León propuso una tonada de dolores y empeños, que alude a la luz y los apagones, y juntos, el público y él, se burlaron del infortunio. ¡Qué magia!, ¡qué gracia!, ¡qué poder en  este ajiaco de arte, tradición y cultura, para resistir desde la raíz!
 
Agradezcámosle ese tiempo, ese espacio restaurador a la Jornada de la Canción Política, dedicada a los mártires guantanameros del 4 de agosto, y al buen tino de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), su organizadora, por involucrar en el programa del evento a comunidades como esta, a otras de Niceto Pérez, Yateras y Manuel Tames, a sitios como el Hospital Pediátrico Pedro Agustín Pérez, y a la Brigada de la Frontera, Orden Antonio Maceo.
 
Compartamos el homenaje a Josué Oliva por sus 40 años de trova insurrecta, y a Pablo Milanés por su legado artístico. Entonemos el canto de compromiso de los bardos ante el panteón a los caídos el 4 de agosto de 1957 aquí. Reverencia del arte hacia ustedes, Hermanos Saíz. Gracias, melenudos juglares.
 
José Llamos Camejo
 
amss/Tomado de Granma

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