Texto y fotos: Marjoris López Abad
A tierra ociosa
a la vista, Sergio siempre le saca provecho. No es mucha, pero dice que “le va con todo” para obtener sacos de ñame que
ya tiene sembrado y atiende con celo en virtud de lograr con creces sus más
nobles objetivos: vender; que todos queden complacidos; y por qué no, hacer un
dinerito; me confiesa.
Jubilado, pero no retirado de la vida laboral, en su propio vecindario Sergio García aprovecha la tierra alrededor de su edificio en La Coronela, La Lisa; donde cultiva calabaza; boniato; plátano; ají; y las plantas medicinales, como el árbol del nim, del que “presume” han mejorado niños y adultos mayores sus afecciones de la piel y alergias; igual que con las hojas del trébol de olor, gracias a las cuales algunas mujeres de su barrio calmaron los malestares de la menopausia.
Sergio García es solo un ejemplo de muchos hombres y mujeres que, cercanos a nosotros, descubren fertilidad en lo que ven. Hoy fue a la tierra, pero siempre será a la vida.
amss
Jubilado, pero no retirado de la vida laboral, en su propio vecindario Sergio García aprovecha la tierra alrededor de su edificio en La Coronela, La Lisa; donde cultiva calabaza; boniato; plátano; ají; y las plantas medicinales, como el árbol del nim, del que “presume” han mejorado niños y adultos mayores sus afecciones de la piel y alergias; igual que con las hojas del trébol de olor, gracias a las cuales algunas mujeres de su barrio calmaron los malestares de la menopausia.
Sergio García es solo un ejemplo de muchos hombres y mujeres que, cercanos a nosotros, descubren fertilidad en lo que ven. Hoy fue a la tierra, pero siempre será a la vida.
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