La presencia de más de 600
actores de la economía en la Segunda
Feria de Desarrollo Local, de La Habana, permitió exponer logros,
intercambiar con consumidores, dialogar con ministros y estrechar vínculos
entre proyectos y empresas. Espacio donde promueven la iniciativa y creación. Para pensar como país, primero hay que hacerlo desde la localidad
Texto y fotos: Ricardo R. Gómez
Rodríguez
Muchos convergieron en los
amplios stand del recinto ferial de Expocuba:
aquellos hermanos que comenzaron a experimentar deshidratando frutas en el
horno de la cocina de su casa en la pandemia, y hoy son líderes de una mediana
empresa; otra familia que inició el cultivo de plantas en su jardín, y ahora
venden condimentos a mediana escala; o una entidad estatal que logró
abastecerse de materias primas, a partir de un encadenamiento con una micro
pequeña y mediana empresa (Mipyme).
Sin embargo, la recién
finalizada Segunda Feria de Desarrollo
Local de La Habana más que todo sirvió de examen sobre cuánto más puede
lograrse en diversas ramas.
La dedicatoria a los jóvenes fue
una manera de mostrar que el país abre puertas a las transformaciones, esas que
deben propiciar que las nuevas generaciones estén motivadas a echar raíces en
su tierra y crear por ella.
La presencia de poco más de 600
actores de la economía en varios sectores dista mucho de las capacidades reales
de la capital del país; lugar con las mayores potencialidades para el
desarrollo de la economía, servicios, ciencias, cultura y otras esferas.
Ver allí a los integrantes de
unidades, empresas, cooperativas, campesinos y trabajadores por cuenta propia,
detrás de un mostrador o stand, ofertando y promoviendo productos que salen de
sus manos, deviene llamarada para desarrollar el pensamiento, la conciencia de
cuánto queda por delante; es una convocatoria a fundar sinergias y a darnos
cuenta que sólo podemos avanzar mediante la iniciativa, mayor calidad en las
producciones y estudio minucioso de costos e ingresos.
Otra ventana que se abre es la
de examinar cuáles son los encadenamientos capaces de conducir al crecimiento
en la gestión y la eficiencia, con un pensamiento de economía circular, es
decir, “lo que no te sirve a ti, me sirve a mí”; como hace el Proyecto de
Desarrollo Local (PDL) La Burbuja,
del municipio 10 de Octubre, que busca materias primas mediante convenios con
una Mipyme.
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Proyecto de desarrollo local “La Burbuja” |
Pongamos otro ejemplo: la Unidad
Empresarial de Base Envases de Papel y Moldeados “Andrés Luján Vázquez”, del
municipio capitalino Boyeros, antes entregaba a otros centros para reciclarlos,
los residuos de bobinas importadas que usan en su misión principal: la
elaboración de sacos destinados al cemento y carbón. Ahora con esos “desechos”
fabrican aquellos cartuchos que desaparecieron antaño de nuestras bodegas,
elaboran jabas, capacillos, sobres.
El razonamiento de que hay que
pensar y actuar diferente, sale a la luz en momentos del recrudecimiento del
bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos. Cada cual debe
preguntarse qué más puede hacer en su entorno, aprovechando las políticas
aprobadas por el país.
Es lenta la aplicación de las 43
medidas para el fortalecimiento de las empresas estatales; aunque su
introducción es considerada por expertos como muy pausada, pero favorable, al
propiciar ligero crecimiento de las ventas y utilidades en la capital, de
manera global.
Cierto es que de las 114
empresas de la provincia que mostraban pérdidas a inicios de la Tarea
Ordenamiento, hoy hay menos de una decena en ese caso en La Habana; la mayoría
muy afectadas por déficit de importaciones de piezas y componentes, como es la
de Transporte, según fuentes del Gobierno local.
Sin embargo, en la capital sólo
cumplen al 30 por ciento las producciones físicas a las cuales las autoridades
del territorio dan mayor seguimiento por su impacto económico y social. Esa
cifra, que abarcaba a principios de año unos 280 renglones, luego se extendió a
más de 700 productos; cuestión también favorable.
Quedan cuestionamientos en el
tintero. En la reciente feria de Expocuba uno de los surtidos más
representados, en disímiles variantes, fue la venta de encurtidos y enlatados
de frutas, hortalizas, viandas y granos. Es verdad que en la mayoría de los
casos se trataba de emprendedores privados y cooperativas campesinas que
trabajan a pequeña o mediana escala, con la honrosa excepción de la Empresa
Agropecuaria Bacuranao, representada por su entidad Comercializadora.
Sin embargo, en el Grupo
Agroalimentario, la Empresa de Conservas y Vegetales tiene cuatro renglones
fundamentales y los cumplimientos de los mismos están entre el 10 y el 80 por
ciento; dígase mermeladas, envinagrados, salsas, condimentos mixtos. Citamos a
entidades que para nada dependen de renglones importados, sino, principalmente,
del ingenio y capacidades creativas de sus colectivos.
Esperemos que la feria ayude a
prender la chispa y se diseminen ideas en beneficio de Cuba. Para pensar como
país, primero hay que hacerlo desde el barrio, la localidad, el municipio…
A ello debe contribuir el certamen
recién finalizado, al cual fueron convocados los ministros; quienes
intercambiaron con representantes de sus ramas y asistieron empresas
exportadoras e importadoras, las cuales esclarecieron cómo estrechar vínculos
con ellas.
Quedan tareas pendientes cuando
se habla de economía: nadie puede explicarse cómo es posible que el salario
medio de La Habana esté por debajo del de otras provincias del país, a pesar de
que la capital tiene prioridades en cuanto a aseguramientos de suministros. Es
incomprensible que en un negocio, sea cual sea, se quieran alcanzar ganancias
exageradas en poco tiempo, por la reventa de mercancías, cuyo costo de
producción o importación dista mucho del precio al que expenden mercancías a
los consumidores.
Si algo queda en la memoria de
quienes recorrimos por estos días Expocuba, es la imagen de jóvenes como
Loimary Tamayo Vasconselos y su esposo; quienes comenzaron experimentando en su
domicilio, haciendo juguetes para un amiguito con capacidades especiales que
visitaba a su niño, y ahora exhiben una gama diversa de divertimentos
didácticos, que sacan de desechos de cajas de tabaco y comercializan en el PDL
“Meñique”, del municipio La Lisa. Allí también instruyen a alumnos de escuelas
de oficios.
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PDL “Meñique”, del municipio La Lisa |
Satisfizo ver a integrantes de
la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores mostrar iniciativas en
la elaboración de piezas, componentes y bienes con los que durante más de 60
años resolvieron situaciones en fábricas, centros o instituciones.
Ponderada sea la labor de Eloy
Barrios Alayón y su hijo, que sacan de la esterilidad de las calles del poblado
San Francisco de Paula, en San Miguel del Padrón, a decenas de pequeños y
adolescentes para sumarlos a pintar, actuar, o hacer rugir tumbadores en el
proyecto nombrado “Proyectongo”, que comenzó en una acera y tiene su sede hoy
en el cine “Lídice”.
Únanse a ellos la calidad de
enlatados de la Cooperativa de Créditos y Servicios “Manolito Domínguez”; o el
ejemplo con el que comencé este comentario, el del joven Ricardo Fernández,
director de producción de “Deshidratados Habana”, y su hermano, quienes
experimentaron con el horno de una cocina doméstica y ahora se unen a una
treintena de trabajadores para usar métodos de conservación de semillas, frutas
maduras, especias y cortezas de árboles, que expenden en puntos de venta o a
empresas.
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"Deshidratados Habana" |
El cubano es emprendedor, eso está
demostrado. Queda ahora que la gestión de cada uno se revierta en prosperidad y
bienestar comunes. El terreno es fértil para que iniciativas como las mostradas
en la Segunda Feria de Desarrollo Local
motiven, inspiren y unan voluntades.
amss
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