Es que Eduardo Veitía y el BEC (bailarines, profesores, ensayadores de los diversos estilos), en todo este tiempo han creado un lenguaje teatral actual a partir del complejo cultural del flamenco y otras raíces de nuestra idiosincrasia, sumando lo clásico y contemporáneo, que no es en modo alguno una tradición muerta, sino una poderosa sabiduría popular que fluye con toda vigencia en la esencia de la hispanidad en estos tiempos. La carga emotiva, la profundidad de los sentimientos y la proyección del gesto hacen de este código escénico un ejemplo elocuente de cuanto puede penetrar la danza en la naturaleza humana y en la piel de un pueblo, para expresarlas.
Magia hispánica que llenará –en este año en que la compañía creada por la Maestra Alicia Alonso celebra su aniversario 36-, una jornada repleta de alegría y pasión, en la que se recuerda la esencia de la agrupación desde sus inicios. Por ello, pasean los diferentes estilos que han armado al Ballet Español de Cuba en el tiempo. Piezas emblemáticas, de autores inolvidables, que han hecho sentir el latir del ritmo en nuestra sangre, de pasión genuina que ha cruzado los océanos y latitudes para vibrar hondo en los corazones, y llenar de alegría genuina –cubana y española- estas jornadas que, sin lugar a dudas, graban otra huella profunda en nuestra cultura.
Como nota de interés, el domingo 6, a las 10:30 a.m. se abrirán anchas las puertas del coliseo de Plaza de la Revolución (sala Avellaneda) para presentar el espectáculo de Clausura del Curso de Verano y el Fin de Curso Docente, donde afloran los Pinos Nuevos que son el relevo de esta insigne compañía que habla de nuestras raíces más genuinas. La dirección artística y general va de la mano de Eduardo Veitía.
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