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Programa Nacional de la Lectura, la altura del reto que tenemos

 

Ganar lectores es, para el Programa Nacional de la Lectura, una batalla colectiva. Foto: Miguel Febles Hernández


Pulsar las acciones que incansablemente se llevan a cabo dentro del Programa Nacional de la Lectura, y actualizar el emprendimiento de esta importante estrategia cultural, de cara a las efectivas circunstancias del país, fueron tópicos tratados en una reunión de trabajo, encabezada por Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura; Juan Rodríguez Cabrera, presidente del Instituto Cubano del Libro (ICL), y Omar Valiño Cedré, director de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, con escritores y actores del mundo editorial.
 
Hubo una detallada disertación este miércoles, a cargo del escritor Enrique Pérez Díaz, director del Observatorio Cubano del Libro y la Lectura, sobre este Programa –creado hace más de tres décadas, y al que tributan los ministerios de Educación, Cultura, la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí y su Red de bibliotecas públicas, la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena, el ICL y el Observatorio Cubano del Libro y la Lectura–, y se proyectó un audiovisual en el que, en apretada síntesis, se transitó por las proezas culturales de la Revolución Cubana, para las que trabajó desde su mismo triunfo y entre las que destaca la Campaña de Alfabetización.
 
Rodríguez Cabrera intervino para explicar las más recientes dinámicas del libro en el país, pasando por iniciativas tales como las Bibliocasas, nacidas al calor de la pandemia de la COVID-19, así como la existencia ininterrumpida de espacios literarios, de modo que Cuba está todo el año en feria permanente.
 
Las intervenciones, que vertebraron lo que se hace en la nación para que el libro continúe al alcance del público lector, dieron paso al Ministro, quien propuso que el relanzamiento del Programa Nacional de la Lectura –que nunca ha estado detenido, pero al que hay que insuflar nuevas propuestas y alientos para su feliz efecto– tuviera lugar en un espacio abierto, en el que confluyan escritores, libreros, influencers, promotores, bibliotecarios, asesores literarios, editores… a la altura del reto que tenemos, con toda la potencialidad que tenemos, y se refirió al valor incuestionable de la lectura, que es la que estructura el pensamiento y enriquece el conocimiento.
 
El titular de Cultura se refirió a la necesidad de que los entes literarios se apropien de su verdadero rol en el sistema, para contribuir a ganar lectores, y que se pueda promover más lo mejor de la literatura cubana y universal.
 
Para conseguirlo, apuntó, no basta solo con los libreros y con los bibliotecarios del sistema de la cultura, sino con la sumatoria de los promotores culturales, con el trabajo de las casas de cultura, los talleres y asesores literarios, la prensa, los medios digitales y los nuevos actores, al calor del desarrollo de la tecnología, todo ello de cara a la comunidad, con intencionalidad, y teniendo en cuenta las dinámicas contemporáneas.
 
Se refirió también a la voluntad del Ministerio de Cultura, «de sumarnos al propósito de convertir la escuela en el centro cultural más importante de la comunidad» para, desde ella irradiar cultura, y no dejar solo al Ministerio de Educación, y exhortó a concebir los ajustes del programa, atendiendo al momento que estamos viviendo y a las necesidades del público de esta época.
 
 
amss/Tomado de Granma

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