Fotos: Tomadas de Cubasí
La de Alejandro Gómez Cangas es
una poética perfectamente establecida, fruto de una enjundiosa labor de
investigación. Gómez Cangas
reflexiona sobre las singularidades que conforman los grupos, desde conjuntos
relativamente pequeños hasta grandes multitudes. Pensar que cualquier grupo de
personas es una masa homogénea es en todo caso un equívoco más o menos
intencionado, más o menos inocente, más o menos conveniente... Puede que al
grupo lo anime una comunión de intereses, aptitudes o actitudes... pero cada
uno de sus integrantes se realiza también en su individualidad, en ámbitos
esencialmente íntimos.
Y no se puede ignorar que a veces lo que reúne o incluso
articula puntualmente a un grupo es una situación de conflicto, o el mero azar.
Una multitud es, aunque parezca paradójico, expresión de lo disímiles.
A Gómez Cangas le interesa remarcar esas distinciones, y
en todas sus obras, que parten de retratos de personas comunes y corrientes (no
de personajes de la ficción) puede el espectador vislumbrar la multiplicidad de
caminos potenciales de esa humanidad recreada.
Alejandro Gómez
Cangas continúa desarrollando en su obra ese concepto
integrador. Piezas
recientes dan fe de esa apuesta.
Él mismo lo afirma en sus notas: "Una investigación fotográfica e
individual de los personaje será el punto de partida para las grandes
aglomeraciones de personas; sujetos marchando hacia un rumbo desconocido como
parte de una infantería que sostiene su meta en el propio camino trazado. La
masa no se presenta como algo anónimo o impersonal sino como un compuesto,
abunda en detalles, ambiciona unos minutos de contemplación. La diversidad de
personas se convierte entonces en un punto de atención, reparar en cada
individuo, detener la mirada. La experimentación va de lo general, casi
abstracto, a lo particular e imperceptible, pues algo similar ocurre al
fundirse la idea de un 'ser distinto' al resto de la gente o la sensación de
que 'en la unión está la fuerza'. Así nos detenemos ante esa multitud de la que
formamos parte de una u otra manera".
Esa es en definitiva la idea: en cualquiera de esas
multitudes podemos estar todos... y seguramente hemos estado... y volveremos a
estar. El artista no juzga, aunque sí problematiza. Al final la contundencia y
la durabilidad de los lazos entre los seres humanos que integran una multitud
dependen de una infinidad de condiciones... que al artista no pretende
explicitar.
A Gómez Cangas
parece seducirle más el misterio del camino personalísimo de cada uno de los
individuos, su libertad irreductible. Aquí no se habla de rebaños.
Yuris Nórido
amss/Tomado de Cubasí
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