Lo más sencillo es casi siempre lo que más trasciende. Así ha pasado infinidades de veces y en el deporte ocurre poco, pero cuando pasa hay siempre reflectores que apuntan para el reconocimiento. Una cubana, matancera y tiradora es la protagonista de esta nueva historia que nos llena de sano orgullo.
La pistolera Laina Pérez ha sido quizás de las deportistas más virales de los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe por un gesto único y humilde. Renunció a su medalla de bronce en la pistola de 10 metros aire, que le correspondía por reglamento tras ser el podio completo de un mismo país. Pero de esa viralidad en redes sociales hace solo unas horas ha surgido la idea de proponerla para la Medalla Pierre de Coubertin.
Les cuento desde el principio para entender este posible reconocimiento. No es un capricho que Caribe Sports y otras citas múltiples como Panam Sports u otros campeonatos regionales y continentales de varias disciplinas impongan esta medida de no pasar de dos medallistas por naciones en las diferentes pruebas o modalidades que se celebren.
La explicación es que evita el poderío aplastante de naciones con más recursos económicos sobre otras, estimula participación individual y colectiva en función de la calidad del certamen en cuestión, al tiempo que en su momento resultó un reclamo no solo de atletas, sino de los propios Comité Organizadores de citas múltiples, en función de que Cuba y México a nivel regional o Estados Unidos, Canadá, Brasil y Cuba a nivel continental no barrieran literalmente con las tres preseas de alguna modalidad.
Ahora sucedió en la pistola de aire a 10 metros, en la que un trío de mexicanas marcó las tres primeras posiciones. Se realizó incluso la premiación, pero luego, la propia dirección del Comité Organizador envió la necesidad de rectificar algo que está reglamentado. Se hizo el acto protocolar en contra ya de la voluntad de Laina, cuarta en esa especialidad, quien aceptó en principio la pesada presea de bronce para acto seguido, quitársela y devolvérsela a su verdadera dueña, Alejandra Cervantes.
Explicó su decisión sin rodeos. Si ella se la ganó, no es justo que la obtenga alguien con menor resultado por pura formalidad de cantidad de naciones en un estrado de premiaciones. Y como nada legal impide tal renuncia, Laina lo hizo sin esperar titulares, sin pensar que la grabación de ese momento se reprodujera a la velocidad de la luz y fuera “viral” en las polémicas redes sociales.
Una vez conocido el hecho, no faltaron quienes la felicitaron personalmente por tamaña entereza ética. Sin embargo, el dirigente deportivo mexicano, Bernardo de la Garza, ex director de la Conade (2008-2012) y jefe de la delegación azteca a los Juegos Olímpicos de París promovió desde su twitter una idea mayor: “Laina Pérez debe ser propuesta por México para la medalla Pierre de Coubertein que se entrega por juego limpio. ¡Aplausos para ella!”.
El Comité Internacional del Juego Limpio es el encargado de conceder esta medalla, que se entregó por vez primera en 1964 a dos legendarias figuras: Luz Long y a Emil Zátopek. Desde entonces se ha entregado en diecinueve ocasiones y no es igual al Trofeo Pierre de Coubertin al Juego Limpio.
Llegue o no a concretarse esta propuesta, la realidad es que una amistad solidaria ha nacido en San Salvador 2023 y Laina ha sido la gran protagonista. Muchas más medallas podrán venir a su abultado palmarés, pero esta no le tocaba y la devolvió con sencillez. Ojalá y otros miren en ella lo que hoy mueve estas líneas. No lo hizo por ninguna Medalla, lo hizo por puro acto de justicia deportiva. ¡Laina, tu mejor disparo!
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