Fotos: ACN
Una investigación del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais), galardonada con el Premio Academia de Ciencias de Cuba en mayo último, reafirmó a la zona suroriental del país como la de mayor peligro sísmico, por su proximidad con la falla Oriente.
Darío Candebat, ingeniero civil del Cenais, declaró a la Agencia Cubana de Noticias que las estimaciones de peligro, vulnerabilidad y riesgo sísmico (PVR) alcanzan en dicha región un nivel moderado y alto, sobre todo en los municipios de Santiago de Cuba y Bayamo.
Los estudios comenzaron desde el año 2012 en esta zona, por ser el área de mayor peligrosidad ante eventos telúricos, y su principal importancia radica en la creación de bases científico-metodológicas para reducir el riesgo de desastre en la comarca, aplicable a otros sitios.
El investigador titular destacó que uno de los logros resulta la confección de una metodología para el análisis de la vulnerabilidad y el riesgo, útil para todos los territorios del país, de ahí la capacitación a especialistas de otras provincias y su puesta en práctica en Pinar del Rio, Cienfuegos, Camagüey y Holguín.
Señaló que a partir de este análisis se realiza una actualización de los mapas de estudios de PVR, con informes ejecutivos de cada localidad de la nación antillana para uso de la Defensa Civil y el Gobierno, en función de la gestión y la toma de decisiones para prevenir daños en caso de acontecer un sismo de gran magnitud.
Afirmó que son más altos los valores por la presencia de edificaciones de tipologías antiguas con mampostería simple y de madera, el empleo de la estructura constructiva Girón y Adobe, en policlínicos y escuelas, con muy mal comportamiento en áreas con peligro sísmico.
Entre las principales acciones adoptadas para disminuir los riegos se encuentra la importación de sistemas estructurales sismorresistentes como el Forza, aseveró.
A nivel internacional, se aplicó en Haití y Noruega, mediante convenios con la Agencia de Medio Ambiente, por su carácter general, pues permite identificar la vulnerabilidad estructural, no estructural, funcional, económica y social, ante la ocurrencia de un terremoto en una comunidad, subrayó.
Grisel Morejón, vicedirectora científica del Cenais, expresó que la segunda parte de la investigación está asociada al análisis de pérdidas, a partir de una modelación de escenarios de actividad telúrica en la falla Oriente y la realización de un atlas de tipologías constructivas de la provincia santiaguera.
El estudio determinó un estimado del comportamiento de los sistemas constructivos ante la ocurrencia de terremotos, y legitima decisiones rápidas para priorizar edificaciones con necesidad de reforzamiento, sobre todo las de mampostería simple y hormigón armado, pues un elevado por ciento de las edificaciones sufrirá daños graves.
Tras actualizar el mapa de zonificación de riesgos y la estimación de pérdidas se deberán renovar las normas de construcción sismorresistentes para el uso de ingenieros y arquitectos, precisó.
Kenia Mercedes Leyva, ingeniera civil del Cenais, expresó la repercusión de esta investigación para la posterior elaboración de los planes de mitigación y prevención ante los sismos, con el fin de salvaguardar la vida y los bienes materiales.
Manifestó la necesidad de implementar las recomendaciones del estudio para las cuatro etapas del ciclo de producción de riesgo de desastres, donde la prevención es la preparación de las comunidades y decisores, y la aplicación de una ingeniería sismorresistente con normas mayores de acero y cemento.
El premio de la Academia concedido al Cenais en mayo pasado constituye un homenaje póstumo a Tomás Jacinto Chuy, pionero de los estudios PVR en Cuba y principal artífice de la investigación.
nyr/ACN
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