Vaso de plástico en la playa. 5 de junio de 2023: Día Mundial del Medio Ambiente / Foto: PBPor: Rosa Pérez López
Del humo de los cigarros al de las chimeneas de las fábricas;
de los desperdicios lanzados a la vía pública al vertimiento de desechos
industriales; de las emanaciones de los vehículos automotores a las armas de
exterminio masivo, el medio ambiente enferma de inconsciencia humana.
No habría que regresar a la Edad de Piedra para volver a
disfrutar de una atmósfera descontaminada y de una naturaleza en plenitud, si
la humanidad quisiera seguir encauzando con sensatez su desarrollo sin atentar
contra sí misma y su entorno. Pero es
tanta la irresponsabilidad con que aún se asumen las consecuencias de la
civilización a estas alturas del Tercer Milenio, que ni siquiera la vuelta a
las cavernas resolvería el problema, pues hasta las cuevas padecen los efectos
de la contaminación ambiental.
Así van las cosas cuando en el año 2023 es 5 de junio, Día
Mundial del Medio Ambiente. Un concepto que para algunos es una abstracción, y
en el peor de los casos, una noción que les resulta ajena. Pero el medio
ambiente -ése cuya salud debemos defender a toda costa- se materializa en cada
tramo de la vida. Es ese espacio de planeta, de país, de ciudad donde vivimos,
que necesitamos y amamos… y donde a duras penas respiramos.
Garantizar su pureza y conservación no es asunto de otros,
sino de nosotros mismos. Confiar al prójimo la salvación de algo que a todos
nos pertenece y al cual pertenecemos todos, es evadir la responsabilidad que le
corresponde a cada quién en defensa de su vida, la de su ciudad, su país y su
planeta.
Puede que ni usted ni yo seamos causantes del humo de las
chimeneas, pero tal vez sí seamos responsables del humo de un cigarro. Quizás
ni usted ni yo tengamos nada que ver con el vertimiento de desechos industriales,
pero sí somos responsables de los desperdicios que posiblemente lanzamos a la
calle. Ya se sabe que de usted y yo no depende la existencia de las armas de
exterminio masivo, pero quién sabe si somos responsables de las emanaciones
tóxicas de un vehículo defectuoso.
Cada día el medio ambiente nos exige cuentas por todos
nuestros actos. En la medida que lo descuidemos y dañemos será implacable con
nosotros, y más severa su sentencia. Ya que nos ha faltado conciencia para
preservarlo, ojalá seamos conscientes de una verdad indiscutible: o salvamos el
medio ambiente o estamos condenados a sucumbir junto a él.
nyr
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