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La cultura es el alma de la civilización humana, una idea ampliamente defendida en la reunión. Foto: Dunia Álvarez Palacios
Que la cultura es el motor espiritual de la humanidad
es una certeza que quedó ratificada durante la celebración, en el Palacio de Convenciones
de La Habana, de la Reunión de ministros y ministras de Cultura del G77 más China.
Creado hace más de cinco décadas con el objetivo
de elevar la voz de los desposeídos contra el orden hegemónico que los excluye,
el Grupo, –que preside Cuba durante 2023– contempla, entre sus múltiples agendas,
el resguardo del patrimonio cultural, visiblemente defendido en la cita, presidida,
además, por Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura, Lazare Eloundou Assomo, director
del Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco, e Inés María Chapman, vice primera
ministra.
Una actuación de La Colmenita, ovacionada en la
sala en la que se encontraban este jueves ministros de 56 países, mientras otros
17 se integraban a la reunión por vía virtual, dio paso a las palabras preliminares
de Alonso Grau, quien, entre otros elementos, explicó a los presentes que durante
la pandemia de la covid-19, el sector cultural fue capaz de adaptarse a las nuevas
circunstancias y que la cultura estuvo y sigue estando presente. El titular del
sector sostuvo que no es posible el desarrollo sin cultura, lastrado de espiritualidad.
Por su parte, Assomo destacó la importancia de la
cultura como fuente de resiliencia, lo que quedó demostrado tras la pandemia. Los
artistas han sido esenciales en nuestro bienestar, comentó. Un mensaje enviado por
Ernesto Renato Ottone, subdirector general de Cultura de la Unesco, destacó, entre
otras ideas, el deber que tiene la cultura de tender puentes entre los pueblos.
Tres sesiones temáticas –La cultura como bien público
global: mecanismos y alternativas de cooperación sur-sur para el desarrollo sostenible;
la dimensión social y económica de la cultura: el papel de las economías creativas
y las industrias culturales en los países en desarrollo, y la gestión integral del
patrimonio cultural: el turismo cultural-patrimonial y su contribución al desarrollo
sostenible en los países en desarrollo– fueron espacios propicios para que los participantes
expresaran lo que sus respectivas naciones realizan en pos de estas necesidades.
Bien claro quedó que el Grupo 77 más China no está de brazos cruzados frente a los
desafíos que como bloque debe enfrentar, y que sostiene con firmeza el rechazo a
la imposición de leyes coercitivas que dificultan el desarrollo natural de los pueblos.
Convicciones tales como que el patrimonio es un
tesoro que tiene que ser salvaguardado, en tanto es el alma de la civilización humana;
la autenticidad que propicia para su pueblo el sostenimiento de su propia cultura;
la posibilidad de trabajo que pueden ofrecer los sectores culturales; el deber de
proteger la identidad cultural de los pueblos; la necesidad de utilizar la tecnología
para preservar la cultura; la armonía espiritual a que convoca el arte, y la necesidad
de trabajar juntos para crear desde los predios culturales, un mundo más sostenible,
fueron defendidas por los ponentes, en cuyas palabras se dejó ver el particular
compromiso de sus respectivos países con el tema en cuestión, así como los retos
que de conjunto tiene el Grupo.
Significativamente emotiva resultó la intervención
de Ernesto Villegas, ministro del Poder Popular para la Cultura de Venezuela, quien
aseguró que: “La guerra cultural pretende pintar una parte del mundo como un jardín
y al resto como una jungla. Hoy en esta jungla
diversa y rica en recursos humanos y materiales es desde donde se puede salvar la
humanidad de la hecatombe material y espiritual, mediante la unidad respetuosa de
nuestra diversidad. Juntos y diversos somos una superpotencia cultural para la paz”,
subrayó.
Por su parte, Li Qun, viceministro de Cultura de
China, dijo que su país apoya firmemente al G-77 y promueve los intercambios entre
los pueblos y el aprendizaje mutuo, a través de la cooperación cultural y turística.
Así contribuimos al desarrollo sostenible de la sociedad humana”, expresó, y dijo
que su país emprende acciones para ayudar a proteger el patrimonio cultural, con
estrategias que salvaguardan los tesoros de la civilización humana, y contribuyen
al desarrollo social y económico sostenible.
Un momento significativo de la plenaria resultó
ser la adopción de la Declaración emitida por los ministros y ministras, de la que
dio parte Alpidio Alonso. En ella se reconoce el compromiso de fortalecer la cooperación
en la esfera de la cultura, promoviendo su alcance como eje transversal de las dimensiones
del desarrollo sostenible y reconociendo su significación para las personas y las
sociedades, como un bien público y un camino para construir la paz y la prosperidad.
Las conclusiones estuvieron a cargo de la Vice primera
ministra Inés María Chapman, quien recalcó que entre las prioridades de Cuba al
frente del Grupo está defender, preservar y fomentar el respeto a la biodiversidad
y a la diversidad cultural como factor que estimula la cohesión social y la cultura
de paz entre los pueblos, y promover el valor de la cultura como motor de desarrollo
sostenible, la paz y la estabilidad.
“Con el amor de nuestros corazones, con la claridad
de nuestros pensamientos, la belleza y la espiritualidad del arte cuidemos y protejamos
nuestras tradiciones y costumbres”, expresó, y solicitó, a modo de aspiración colectiva,
que la cultura contribuya al desarrollo de las naciones en un mundo donde florezca
el amor.
amss/Tomado de Granma
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