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Foto: Tomada del sitio web teveo
La tradición
coral en nuestro país ha sido objeto de estudio y aproximaciones desde diferentes
miradas, y es una de las más arraigadas expresiones musicales durante décadas. La
creación de las escuelas de arte en 1962 y la inserción de profesores en la cátedra coral hicieron que la tradición
fuera acompañada por estudios sólidos desde el sistema educativo especial recién
creado.
Grandes proyectos como Meñique, creado
por la maestra María Álvarez Ríos, y La profesora invisible, gestado por
la siempre entrañable maestra Cuca Rivero, ayudaron a miles de niños a educarse
auditiva y sensorialmente en el ambiente coral, y a sumergirse en el mejor repertorio
infantil creado hasta ese momento.
Y siguiendo ese imaginario sendero de fértil
creatividad precedente, llegamos a finales de 1992 cuando una joven músico y profesora
del Conservatorio Alejandro G. Caturla, de nombre Carmen Rosa López, decidió volcarse
definitivamente en la creación de un coro infantil que permitiera aglutinar las
enseñanzas y empeños del género.
El proyecto adoptó el nombre de Coro Diminuto con algunos de los alumnos
de la clase de la profesora Carmen Rosa, y es importante señalar su empeño en preservar
y honrar el legado de las maestras antes citadas, además del trabajo de Digna Guerra,
Octavio Marín, Serafín Pro, Electo Silva y otros directores que mucho aportaron
a la música coral en el país. Así comenzaría un ciclo que hasta hoy es referente
desde el aspecto pedagógico, pero que también llegó a convertirse en un ejercicio
de vida para Carmen Rosa.
La introducción de un repertorio infantil cubano casi olvidado situaba a Diminuto ya desde
el lejano 1993, como una transgresión que a todas luces iba en serio para recolocar
en el centro coral del país a grandes autores de música infantil como Olga De Blanck,
Gisela Hernández, Teresita Fernández, a la vez que también cobraba vida el universo
autoral con obras para niños o arreglos corales de Roberto Valera, Frank Fernández,
Guido López-Gavilán, Keyla Orozco, Beatriz Corona y más sobre temáticas que recorren
poemas de Martí hasta llegar a una recreación de singulares canciones de cuna.
El Coro Diminuto
ha llegado a sus 30 años. Su directora sigue hoy haciéndonos pensar en lo sublime,
como aquel niño travieso que cazaba mariposas, para luego dejarlas en libertad.
amss/Tomado
de Granma
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