Una guerra necesaria, independentista y antimperialista

Por: Rosa Pérez López

 Fue José Julián Martí Pérez el visionario gestor de la necesaria contienda independentista iniciada el 24 de febrero de 1895. Fue Martí quien aglutinó las voluntades dispersas y fundió en un único haz a los próceres del sesenta y ocho y a los pinos nuevos que estrenaban su coraje y sus armas en los campos de batalla. Fue Martí quien unió a los cubanos del destierro con los cubanos en la patria, porque de la unidad de todos dependía la consumación de los anhelos de libertad que volvían a defenderse con el filo del machete.

Este día se cumplen ciento veintiocho años de aquel glorioso levantamiento armado, para que siga siendo una fecha de compromiso patriótico para todos los cubanos dignos;  para los aguerridos cubanos de las luchas de ayer y del presente; para los honestos cubanos dentro y fuera del territorio nacional, que ponemos a cabalgar nuevamente nuestros ideales de soberanía y de justicia en defensa de la dignidad y la integridad de esta nación.

 Ciertos trasnochados y tarifados anexionistas ahora se erigen en voceros de las más innobles e infamantes causas, mancillando la venerada memoria del Apóstol y su inmortal legado patriótico, revolucionario y antimperialista. Ignorantes entreguistas de nueva data, que olvidan o desconocen que la guerra organizada por el más universal de los cubanos se sustentó en el empeño de impedir, con la independencia de Cuba, que los Estados Unidos cayeran con esa fuerza más sobre los sufridos pueblos de la América nuestra.

 Cuanto hizo hasta entonces nuestro Héroe Nacional fue para eso. Y aún lo sigue haciendo desde su magisterio interminable, que sirve de inspiración a los merecedores de su ejemplo, para que por siempre permanezca incólume y vital entre nosotros el ideario que alentó al Apóstol a iniciar una guerra necesaria, independentista y antimperialista  aquel 24 de febrero de 1895.

nyr