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Rolando Pérez Betancourt: ¿Quién pudiera escribir una crónica a la altura de sus merecimientos!

 

Foto: Tomada de Internet


Rosa Pérez López
 
Muy pocas personas saben que mi definitiva inclinación hacia el periodismo se debió a Rolando Pérez Betancourt y a sus inusitadas crónicas sobre los más diversos temas, que siempre me tocaron “allá en lo blando”. Especialmente la que dedicara en el periódico Granma a las curtidas manos de la machetera Petra Almaguer.
 
Fue casi en los comienzos de los años 70' del pasado siglo -y estando insertada como estudiante en ese órgano de prensa- cuando tuve la inmensa dicha o quizás la tremenda audacia de confesarle a Rolandito que él había sido mi motivación, pues yo deseaba algún día ser también una cronista.
 
Aún recuerdo su sonrisa amable o tal vez condescendiente al explicarme que era ese el más exigente de los géneros periodísticos, pues mucho más que de los saberes que proporciona la academia, dependía de los sentires que se trasladan desde el alma a la cuartilla... porque entonces no se hablaba de la pantalla de un ordenador.
 
Jamás he olvidado sus palabras, aunque yo nunca haya logrado acercarme a su maravillosa manera de cronicar la vida y sus asuntos.
 
Un buen día Pérez Betancourt se me reveló además como sapiente y sagaz crítico de cine, y se acrecentaron mucho más mi admiración y mi respeto por ese colega que de viernes a viernes abría ante mí la puerta del séptimo arte con propuestas tan inusitadas como aquellas crónicas suyas que me lanzaron otro buen día al ejercicio de mi profesión.
 
Ahora que la muerte ha dado inesperadamente la voz de “¡corten!” -como sucede en los platós cinematográficos- vuelvo a sentir “allá en lo blando” un estremecimiento que es imposible trasladar a una cuartilla... o a la pantalla de una computadora.
 
¿Quién pudiera hacer una “segunda toma” de la existencia de Rolando Pérez Betancourt! ¿Quién pudiera añadirle muchas escenas más a ese filme inspirador y fascinante que fuera su vida! ¿Quién pudiera, al menos, escribir una crónica a la altura de sus merecimientos! ¡No soy tanto!
 
amss

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