Foto: Dunia Álvarez Palacios
Mucho se ha hablado en los últimos días sobre Rolando Pérez Betancourt el periodista, el crítico, el intelectual,
el militante.
En la tarde de este domingo, sus colegas,
familiares y amigos le rindieron un sentido homenaje en la sede del periódico
Granma. Que el acto de recordación fuera justo allí bien pudo sentirse como si
se hubiera realizado “en la sala de su casa”; expresó la periodista Mariela
Pérez Valenzuela, hija mayor de Rolando, a juzgar por lo entrañable que había
sido para su padre el centro del que fuera fundador.
Estuvieron presentes Luis Morlote Rivas,
presidente de la Uneac; Pedro de la Hoz, vicepresidente y colega del
homenajeado; Ramón Samada, presidente del Icaic y Ricardo Ronquillo, presidente
de la UPEC, entre otros directivos de la prensa cubana.
Premio Nacional de Periodismo José Martí,
Rolando se caracterizó por ser un cronista inconforme, al que todo lo que
escribía y estudiaba le parecía poco, perfectible. Acostumbrado desde joven al
trabajo duro, luchó siempre para superarse, para seguir aprendiendo, expresó su
hermano, el también periodista y Premio Nacional, Roberto Pérez Betancourt.
Pedro de la Hoz habló a los presentes del
Rolando que durante décadas fue jefe de la redacción cultural de Granma; de su
guía, su benevolencia y su rigor profesional. Coincidió con Ronquillo en el
valor que tiene su obra literaria y periodística, y en cómo ambas necesitan ser
rescatadas y actualizadas para el disfrute y provecho de los lectores.
Resultó conmovedor escuchar las referencias de
familiares y colegas sobre Rolando, justo allí, en el periódico donde trabajó
toda su vida, para honrar al cronista magistral, al gran ser humano. Pero
Rolando no se va del todo; si cerramos los ojos y lo pensamos, es fácil verlo
por los pasillos de Granma a sus 16 años, a los 20, a los 40, a los 70,
eternamente.
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