Texto y fotos: Ricardo R. Gómez
Rodríguez
La presencia del ejemplo y
pensamiento del patriota nicaragüense Augusto
César Sandino, fue resaltado este martes en La Habana, cuando recordaron el
aniversario 89 de su asesinato.
En la sede del Instituto Cubano
de Amistad con los Pueblos (ICAP), su presidente, Fernando González Llort,
asistió a una ceremonia política y cultural en la que estuvo presente Alejandro
José Solís Martínez, embajador de la República de Nicaragua en Cuba.
Noemí Rabaza Fernández,
vicepresidenta primera del ICAP, en las palabras centrales rememoró al General
de Hombres Libres y Héroe Nacional del hermano país, como forjador de la
identidad latinoamericana y símbolo de la dignidad.
Agregó que fue líder de la
resistencia contra el ejército de ocupación estadounidense, al protagonizar una
de las hazañas más valientes, cuando en 1927 se opuso al pacto Espino Negro e
impidió la intervención norteamericana en esa nación.
De aquellos días gloriosos citó las palabras de Sandino cuando dijo: “Este movimiento es nacional y antimperialista. Mantenemos la bandera de la libertad para Nicaragua y para toda Hispanoamérica”.
La vicepresidenta primera del
ICAP acotó que la muerte violenta del Héroe Nacional nicaragüense sirvió de
acicate a la lucha de liberación y sentó cimientos en 1962 para la creación del
Frente Sandinista que derrocó a la dictadura de Anastasio Somoza.
El embajador Alejandro Solís
Martínez, en declaraciones exclusivas a este medio, señaló que su pueblo
continúa en la contienda porque considera que son referentes de una Revolución
triunfante que quiere la paz y vivir en soberanía, sin negociar absolutamente
nada de la libertad conquistada el 19 de julio de 1979, gracias a la gesta
heroica del General Sandino.
A la ceremonia asistieron
representantes del cuerpo diplomático, y en la misma premiaron a niños
capitalinos ganadores del concurso de dibujo dedicado al querido patriota
nicaragüense.
Pancho Amat, su conjunto y el
trovador Reinier Valdés matizaron el encuentro con temas criollos y
latinoamericanos, bajo los frondosos árboles del patio del ICAP.
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