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¿Qué sabes del Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba?

 

La colección del Museo Nacional se exhibe en los edificios de Arte Cubano y Arte Universal. Foto: Yander Zamora


El Museo Nacional se fundó mediante el decreto del 23 de febrero de 1913, pero el 28 de abril de ese propio año fue cuando se inauguró oficialmente, como lo reseña en sus páginas El Fígaro.

Anteriormente, el 1ro. de noviembre de 1910, en el diario habanero La Discusión, el arquitecto cubano Emilio Heredia hizo un llamado público para recabar apoyo, con el fin de fundar un museo que se encargara de atesorar y conservar las obras artísticas de nuestro patrimonio nacional. Aquel llamado resultó efectivo porque en casi dos años, el arquitecto Heredia recibió numerosas obras procedentes de coleccionistas, instituciones, y artistas, que donaron o pusieron a disposición de la institución sus colecciones.

Una de las donaciones más importantes fue la que realizó, en 1912, la Academia de Pintura San Alejandro, con parte de su Galería Didáctica, la cual incluía importantes lienzos europeos.

La primera sede del Museo estuvo enclavada en una sección del edificio conocida como Antiguo Frontón, en la calle Concordia esquina a Lucena. Luego tuvo que trasladarse, en 1917, porque el Ayuntamiento reclamaba esa edificación. La locación se mudó entonces para la Quinta de Toca, en la avenida Carlos III (hoy Salvador Allende).

Aunque este nuevo local resultaba más adecuado, fue necesario hacerle costosos arreglos, por lo que permaneció cerrado hasta finales de 1917, año en que falleció su arquitecto fundador. En 1918, el prestigioso artista cubano Antonio Rodríguez Morey asume la dirección del Museo y de inmediato se enfrenta a un nuevo cierre de la institución que, tras muchos esfuerzos, logra poner en servicio el 20 de mayo de 1919.

En 1923, mientras Rodríguez Morey se dedicaba a poner en orden las valiosas piezas que allí se atesoraban, recibió una terrible noticia: el Estado había vendido la Quinta de Toca a la orden religiosa de Hermanos La Salle. Lo peor es que si no abandonaba el inmueble, las colecciones serían retenidas en el campamento militar de Columbia.

Ante esa apremiante y delicada situación, el director del museo decidió repartir entre los trabajadores de la institución, conocedores reales del patrimonio, las piezas, con la seguridad de que serían manipuladas y resguardadas con todo el amor. Se dice que había dos estudiantes a quien Rodríguez Morey entregó piezas en custodia, uno de ellos Julio Antonio Mella, quien recibió unos fusiles de la Primera Guerra Mundial.

Así las cosas, el Gobierno gestionó otro local para el museo. Se trataba de una vivienda antigua, sin condiciones museables, en la Habana Vieja, donde los Hermanos La Salle tenían una escuela, en la calle Aguiar. Para allí Rodríguez Morey tuvo que trasladar el diverso patrimonio de la institución. A pesar de todos esos inconvenientes, el 6 de febrero de 1924, reabre sus puertas con 13 salas con diversos objetos.

Durante años el anhelo de dotar al Museo Nacional con unas instalaciones apropiadas se mantuvo por parte de su director, quien dedicó casi 50 años de su vida a esa encomiable labor. Por fin, en 1925 se conoce que los terrenos que ocupaba el Mercado de Colón, en lo que fue la antigua Plaza del Polvorín, se destinarían para construir el museo, el mismo lugar donde se encuentra actualmente.

¿Qué ocurrió entonces? Nos lo aclara el Historiador de La Habana, Emilio Roig de Leuchsenring: “La concesión del Mercado fue otorgada por el Ayuntamiento a Tabernilla y Sobrino, por 25 años, después de lo cual sería propiedad del municipio de La Habana. El Mercado de Colón contaba con más de 200 establecimientos de toda índole, y en sus pisos superiores vivían 500 inquilinos cuando el Ministerio de Sanidad ordenó definitivamente su clausura, en 1947. Y el edificio, que podía haber sido rescatado, por sus valores de permanente belleza y de tipicismo, sufrió una tristísima suerte. Se decidió emplear aquel terreno para construir un Palacio de Bellas Artes y, primeramente se decidió utilizar los hermosísimos exteriores de la construcción primitiva. Se comenzó su restauración, por el arquitecto Evelio Govantes, debido a la cual ya se había construido, por el costado que da frente al parque Alfredo Zayas, una muy bella portada; pero los funcionarios encargados de la creación del futuro Palacio y Museo de Bellas Artes decidieron, al cabo, preparar para esta institución un edificio totalmente moderno y funcional, y así fue demolido uno de los mejores ejemplares de la arquitectura civil del periodo neoclásico”.

El moderno edificio se inauguró en 1955 como Palacio de Bellas Artes. Actualmente, allí se atesoran las colecciones cubanas. También forma parte del museo el antiguo Cuartel de Caballería de 1764 (en  Empedrado y Monserrate), que sirve como áreas administrativas, para especialistas y técnicos de diferentes disciplinas. En el cercano edificio que fuera sede del Centro Asturiano, frente al parque Central, construido en 1927, se conservan las colecciones de arte universal.

Delfín Xiqués Cutiño

amss/Tomado de Granma

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