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Eugenio Hernández Castañeda; uno de los ganadores del Concurso Festival Lírico Nacional 2023, acompañado al piano por Edel Almeida Mompié. Foto: Cortesía de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac)
“La voz es como un pincel con el que dibujamos
en el óleo del alma de los oyentes, pero ese pincel tiene que saber qué colores
poner y cómo combinarlos”; aseguró a Granma Jorge Luis Pacheco Borrego,
profesor fundador de la Universidad de las Artes (ISA) y maestro de canto del
Teatro Lírico Nacional de Cuba (TLNC).
El arte
lírico, tan antiguo como complejo, acumula una tradición de 250 años en la
escena cubana. Recientemente
se realizó en La Habana el primer Concurso Festival Lírico Nacional;
dirigido por el maestro Pacheco, con el apoyo del TLNC, el canal Cubavisión y
la Uneac.
Los participantes fueron jóvenes del país,
principalmente de la capital y de Holguín. Ruiseñores que, con profesionalismo,
tesón y poderosas voces transmitieron diversas emociones; cantantes y también
actores que, a través de la música, interpretaron desde una tragedia hasta la
felicidad de una doncella enamorada, como lo hizo Dania Laura López Fornaris,
ganadora del Primer Premio en la categoría femenina.
El segundo lugar en ese apartado fue para Senia
López Camejo, quien recibió, además, el Premio a la mejor interpretación obligatoria.
El tercer lugar correspondió a Indira Pérez Valdés, que también recibió el
reconocimiento del canal Cubavisión. Por otra parte, Anniela Maldonado O´Ryan
obtuvo el galardón como mejor pianista acompañante.
En la categoría de canto masculino solo se otorgó
el primer puesto, compartido entre Eugenio Hernández Castañeda y Carlos Manuel
González Vidal. Este último resultó, además, merecedor del Premio Especial a la
mejor interpretación de la obra martiana, como parte del homenaje del Teatro
Lírico Nacional al aniversario 170 del natalicio del Apóstol. La canción
escogida fue Sigue, con texto de
Nicolás Guillén y música de Rodrigo Prats.
“La obra puede tener varias interpretaciones.
Yo pensé en anteponerme a todo mal y siempre seguir adelante, esforzándome”;
expresó González Vidal. Aseveró que este lauro representa una inspiración para
su carrera: “Me ha devuelto las ganas de querer conquistar el mundo”.
También se otorgó una mención única a Iré
Daniel Jiménez Gómez, de 19 años, el más joven de los concursantes. Él, de
niño, practicó pelota; pero descubrió que su verdadera vocación era la música.
Ahora compara el arte con el deporte: “Un cantante lírico es como si fuera un
deportista, tiene que entrenar la voz”, comentó.
El arte lírico en Cuba durante muchos años
estuvo, aparentemente, en “quieto”; pero Iré Daniel y los demás atletas de la
voz dieron un jonrón con las bases llenas, que impulsó las carreras artísticas
de estos jóvenes y produjo un realce de la actividad lírica en el país.
El
certamen constituyó un tributo a cuatro grandes de la música cubana: Ernesto
Lecuona, Gonzalo Roig, Rodrigo Prats y Adolfo Guzmán; y a todos los que
aportaron al desarrollo del género en la Isla.
El Concurso
Festival Lírico Nacional se realizará cada dos años, y se espera poder
llevarlo por todo el país. La primera edición culminó con alegrías, sueños,
retos, expectativas y el coro por parte de los participantes: “¡Qué viva por
siempre el arte lírico en Cuba!”
Talía
Castro Cruz
amss/Tomado
de Granma
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